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sábado, 30 de enero de 2016

EL LOBO EN ESPAÑA: EL ETERNO PROSCRITO (III).





A pesar de todo lo visto hasta ahora acerca del lobo, hay un dato que, sobre el papel, no podemos pasar por alto. España es, después de Rumanía (y sin contar a Rusia), el país de Europa con mayores efectivos de lobo.
Sin embargo, cabe detenerse unos momentos a reflexionar sobre el tema analizando de dónde o cómo se llega a estos datos, qué importancia relativa tienen con respecto al tamaño y los distintos espacios y áreas del país, y qué medidas deberían ponerse en marcha para garantizar un correcto funcionamiento de los ecosistemas a nivel nacional.
¿Cuántos lobos hay verdaderamente en España?, ¿cuántos debería albergar el país para conservar la especie en vistas al futuro y en los lugares que le corresponde?, ¿sería necesaria una gestión de control humana de la especie en ese futuro, o sólo una opción alternativa de provecho sostenible como sucede con otra mucha fauna cinegética?, ¿qué medidas o visiones se proponen para ello?...
Estos son los aspectos que tratarán las dos siguientes y últimas entradas referidas al lobo en España. Siempre, y ya les aviso, bajo una opinión personal del que escribe, que eso sí, intenta basar desde la objetividad de la situación, tanto del presente, como aquella que pudiera lograrse en el futuro.
Abordemos pues la primera cuestión…¿Cuántos lobos hay realmente en España y dónde se encuentran?.

jueves, 28 de enero de 2016

EL LOBO EN ESPAÑA: EL ETERNO PROSCRITO (II).




Habrán notado los lectores de Tierra Sylvana que, poco a poco, este espacio vuelve a asumir o retomar la crítica, que tras una primera fase de reubicación de entradas de presentación, importadas del anterior blog, irá retornando al día a día con toda la fuerza que requiere el momento que atravesamos, como ya les anuncié en la entrada “Amanece”, cuando comenté que “…será una tierra virtual que mirará a otra real desde lo alto del Monte Sylvano, con ojo siempre avizor…”.
Como ya he manifestado en otras ocasiones no soy de los que disfrutan con las entradas denuncia, me amargan el resto día, pero pienso que es una molestia que se debe asumir, desde el compromiso con lo que uno cree o ama.
No quedaría tranquila mi conciencia si este disfrute de afición por la naturaleza, convertido en pasión desde los tres años, que se encuentra entre lo más maravilloso que he podido saborear hasta el día de hoy por mi paso en este mundo, se redujera tan sólo a gozar lo que fue en el pasado y lo que queda en  el presente, sin mirar más allá, asumiéndolo imposible para las generaciones que vendrán.
Nada más lejos de mi intención desde que, en 2012, tomé la firme decisión de hacer algo al respecto, a través de lo que consideré como más a mi alcance en estos momentos, el uso de las redes sociales, para aportar mi pequeño grano de arena.
Por desgracia la dinámica de la vida cotidiana me aleja hoy bastante de poder dedicar mucho tiempo a las presentaciones en este espacio o blog, resultándome más fácil la participación rápida en otros espacios, como Foro el Lince Ibérico.
Gritar, alzar la voz, señalar todo aquello que impunemente se ha dejado de lado en el reto de la conservación en nuestro país, es un deber al que, al menos yo, no puedo sustraerme, y si con ello dejo la impresión de que no sé hacer otra cosa que quejarme, o si a alguno pudiera parecerle que la crítica constante, centrada en estos aspectos abandonados, no es manera de aportar, sumar, o arrimar el hombro de forma positiva…que así sea, yo no lo creo de este modo, en ningún caso.
El lobo está metido de lleno en esa problemática a abordar, y no seré yo quien lo deje de lado o pase de tapadillo.
Por eso, para no alargar en demasía el tema, que podremos ir viendo con mayor tranquilidad a lo largo de la existencia del blog o en cualquier otro espacio de naturaleza de la red, voy a comenzar la entrada de hoy apuntando directamente a la línea de flotación, al verdadero problema de esta especie en España.
El problema del lobo en nuestro país tiene nombre y apellidos, y estos son: Administración, cierta ganadería en extensivo, y cierto sector del colectivo cinegético.

Y es que, la gestión de las administraciones en este terreno es la que es, y los problemas y presiones a los que se enfrenta, también son los que son, pero al menos lo que uno desearía como ciudadano es que no se le tomara por imbécil, y que se dejara de lado el cinismo de seguir vanagloriándose de estar protegiendo, conservando, y fomentando la supervivencia de los grandes carnívoros en España de cara al gran público y a Europa, donde no nos cansamos de repetir lo estupendísimos que somos al mantener estas especies, y a la que constantemente solicitamos fondos y ayudas económicas.
Que cada cual extraiga sus propias conclusiones y opiniones al respecto, yo desde luego ya tengo las mías bien formadas, tras cuarenta años de seguimiento.

jueves, 21 de enero de 2016

EL LOBO EN ESPAÑA: EL ETERNO PROSCRITO (I).




Hablar del lobo en España es hablar del que es, con toda probabilidad, el animal más emblemático, significativo y perseguido de la fauna ibérica.
Si el lince ibérico se ha elevado a los altares llevándose todos los honores y atenciones debido a su escasez y singularidad, el proscrito lobo ha despertado sin duda las pasiones, reavivando ese mal atávico de la sociedad española de dividirse en bloques totalmente opuestos, en este caso, el de aquellos que aman, admiran y protegen al lobo como símbolo innegociable de la naturaleza salvaje del país, llegando al extremo de la estampa idílica o deificada, considerando al cánido como poco menos que un perrito de peluche, y aquellos otros que lo creen la reencarnación misma del diablo, el mayor mal a erradicar, aprovechando la mínima para avanzar en su objetivo de exterminio absoluto de la especie, colocándolo en cuanto pueden como perfecta “cabeza de turco” de los males que les afectan.
Como uno es de aquellos que entienden que las cosas, en su justo término medio, encuentran soluciones más efectivas y acordes a la realidad, debo seguir esta línea objetiva para encuadrar la problemática en la existencia de tan imprescindible especie de nuestros ecosistemas.
Con todo, en este caso, mi opinión es que el término medio para la conservación y mantenimiento de tan crucial especie se encuentra aún muy lejos, desproporcionado en favor de aquellos que ven al lobo como un indeseable componente al que se debe combatir, perseguir, erradicar, recluir.
La coexistencia con el lobo requiere pues de un gran consenso, entendimiento y compromiso, sobre todo compromiso, por parte de todos, puesto que su presencia es totalmente necesaria en nuestros espacios naturales, como garante imprescindible del correcto funcionamiento natural del círculo ecológico.
Estando el lobo ausente como está en buena parte de ellos, no hay ni puede haber pasos atrás en este sentido en mi visión, hay que apostar decididamente por su retorno, como no podría ser de otra forma.
Salvando todas las distancias con respecto al ser humano, hoy en día el lobo es a Europa, lo que el león a África, el auténtico rey, el escalón más alto de la pirámide.

martes, 19 de enero de 2016

EL OSO PARDO EN ESPAÑA (II).




Que la convivencia de los humanos con ciertos animales presenta mayores dificultades que con otros, es un hecho indiscutible, algo que se viene produciendo desde nuestro mismo nacimiento como especie.
Sin embargo, y llegados al punto de desarrollo y comprensión actual del que gozamos con respecto al medio en que vivimos, estamos en la obligación de hacerla posible buscando los caminos necesarios y más acordes para ello, consiguiendo así legar buena parte de este rico tesoro evolutivo a las generaciones que nos sucederán.
Para preservar este legado manteniendo su esencia, no basta pues con reducirlo al límite, quedando siempre en la cuerda floja, o relegarlo a la nada en unas cuantas hectáreas tras los barrotes o cercados de un particular centro penitenciario para indeseables que nos estorban.
Luchar, apostar porque la imagen de estas especies no quede de inmediato vinculada a la que abre hoy portada aquí, implica propuestas de consenso y de trabajo, por parte de todos, pero también determinación, firmeza y apuesta de las administraciones.
Resulta muy difícil plasmar todas las medidas o visiones acerca de la cuestión en las líneas de tan limitado artículo, pero no por ello puedo dejar de intentar abordar algunas de las que, en mi opinión, tendrían que tenerse en cuenta para lograr ese objetivo, referido en este caso al oso pardo en España.

viernes, 15 de enero de 2016

EL OSO PARDO EN ESPAÑA (I).





El oso pardo, el animal salvaje terrestre de mayor tamaño que actualmente habita en alguna zona de España, continúa en grave riesgo de extinción en nuestro país, con una población total que apenas sobrepasa los doscientos ejemplares.
“El señor del bosque”, como fue bautizado por el ilustre naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, sigue reclamando con su presencia lo que no puede obviarse de ningún modo, que formó parte de esta tierra desde hace cien mil años, que sigue formando parte de ella, y que debe seguir poblando nuestros ecosistemas, recuperándose en muchas más zonas en el futuro, como uno de los valores indiscutibles que ponen de manifiesto la riqueza y calidad ambiental del medio a conservar.
Vamos a intentar aproximarnos a esa trayectoria en nuestro territorio, a lo largo del tiempo, cómo se ha trabajado por él, para procurar su conservación, y cuál es exactamente su realidad y situación a día de hoy, para poder formarnos una visión de cómo encarar el futuro de la especie en España.