Conseguir
restablecer y salvaguardar para el futuro una Europa mínimamente “salvaje”, con
ecosistemas bien conservados y funcionalmente aceptables a medio y largo plazo,
pasa, sin duda alguna, por la mencionada estrategia de conectividad de grandes
espacios naturales a lo largo y ancho del continente.
Las
distintas figuras de protección de un territorio, establecidas ya en el
continente, suponen pasos muy significativos hacia ese objetivo final.
De
entre todas ellas destacan, por su alto grado o nivel de protección, las
englobadas bajo la categoría de Parques Nacionales.
En
nuestro país, la Red de Parques
Nacionales se define como un sistema dirigido a integrar la muestra más
representativa del conjunto de sistemas naturales españoles, dando lugar a un
todo que debe ser la síntesis del mejor patrimonio natural español, para su
legado en el mejor estado de conservación posible a las generaciones venideras.
La
Ley tiene por objeto establecer el régimen jurídico básico de la Red de Parques
Nacionales, cuyos objetivos se declaran de interés general del Estado, en el
marco de lo dispuesto en los artículos 45 y 149.1.23 de la Constitución.
El
texto es exigente con los requisitos que debe cumplir un territorio para ser
declarado parque nacional de manera que sólo algunos territorios excepcionales
puedan merecer esta declaración.
Los
elementos básicos de la Red son por
tanto los espacios declarados como Parques
Nacionales, seleccionados por ser representantes significativos de los
ecosistemas característicos de lo más valioso del patrimonio natural español,
por lo que su conservación merece atención prioritaria y debe ser declarada de
interés general del Estado.
P.N. de Aigües Tortes i Sant Maurici. |
Los
Parques Nacionales deben destacar por su alto valor ecológico y cultural, por
la belleza de sus paisajes, o por la singularidad de su flora, de su fauna, de
su geología o de sus formaciones geomorfológicas, de modo que se puedan
considerar como buenos representantes de los sistemas naturales
correspondientes.
Para
ello se exige que el espacio propuesto sea altamente representativo en cuanto a
tipología de especies y características naturales, de alguno o algunos de los
sistemas naturales españoles que se particularizan en el Anexo de esta Ley,
contando con una proporción significativa de las especies y comunidades
representativas de los mismos, o de aquellas más amenazadas en España, así como
capacidad territorial y ecológica para garantizar a estas especies y comunidades
un estado de conservación favorable.
Con
el fin de hacer viable estos procesos se establecen una serie de exigencias,
como que tenga una superficie continua y no fragmentada suficiente ocupada por
formaciones naturales, o que no pueda existir suelo urbanizado ni susceptible
de transformación urbanística, con el objetivo de que sea viable su evolución
natural, sin o con escasa intervención humana.
En
todo caso se consideran incompatibles la pesca deportiva y recreativa y la caza
deportiva y comercial así como la tala con fines comerciales.
El
suelo objeto de la declaración de un parque nacional no podrá ser susceptible
de urbanización ni edificación.
P.N. de los Picos de Europa. |
Sin
embargo, lo que en líneas generales parece una estrategia firme y decidida por
conservar para el futuro el legado del patrimonio natural de una nación, en su
máximo esplendor y relevancia, esconde una serie de defectos, una suma de
grietas por las que se pierde irremediablemente el sentido último, hasta el
punto que muchas de estas áreas supuestamente protegidas al máximo nivel no son
sino una caricatura de aquello que deberían representar, suponiendo un
despropósito que atenta gravemente contra el objetivo final.
En
primera instancia, los Parques Nacionales de España han fallado porque nunca se
ha restablecido en ellos a los integrantes que, cumpliendo con la normativa y
objetivo, debían garantizar el correcto funcionamiento de los espacios
naturales representativos y dar cobijo a las especies más amenazadas.
Sepan
ustedes que no hay osos, ni lobos, ni linces boreales, ni linces ibéricos, en
Ordesa, ni en Aigues Tortes, Monfragüe, Cabañeros o Sierra Nevada. Sólo linces
ibéricos en Doñana, y una manada de lobos recién llegados a Guadarrama,
esporádico el oso en Picos de Europa, que tiene algunos lobos, pero ojo, lobos
que son abatidos incluso por la Administración en supuestos y “necesarios” controles
poblacionales.
Así,
asistimos atónitos a estas actuaciones de “gestión” que en más de una ocasión
les he comentado en el blog, consistentes en “controles poblacionales”
permanentes sobre ungulados que, lógicamente, sin predadores naturales, alcanzan
efectivos desproporcionados poniendo en riesgo al propio ecosistema.
En
Cabañeros se dejaban ver los lobos a finales de los setenta, y los linces hasta
bien entrada la década de los noventa. También Monfragüe tuvo linces hasta esas
fechas.
Sin
embargo, y tras ser declarados parques Nacionales, incluso el conejo, base de
la cadena alimenticia del supuesto ecosistema mediterráneo representativo a
conservar, para el cual se crearon estas figuras de altísima protección, ha
desaparecido de estos lugares, hasta tal punto que ni siquiera pueden servir
como áreas de suelta del lince ibérico criado en cautividad, que debe ser
reintroducido en otros espacios donde no puede garantizarse su seguridad, como
sí se garantizaría en estas áreas, creadas a tal efecto, con mucha extensión
vigilada y, sólo en teoría, libres de cualquier incidencia humana sobre el
medio.
Fíjense
hasta dónde llega la mala gestión de estos entornos que el P.N. de Ordesa
contaba aún con bucardos hasta el año 2000, cuando se extinguieron para siempre,
no siendo eficaz, si quiera, para conservar a un grupo de cabras.
P.N. de Monfragüe. |
Y
es que a los Parques Nacionales les ha pesado desde el principio una enorme presión
para que jamás cumplan con su función, ni queden regulados por la misma
naturaleza.
Una
de las grandes sombras que se ciernen sobre estos espacios de supuesta máxima
protección y conservación de interés general, y su estrategia de implantación,
que no son en definitiva sino el patrimonio de 47 millones de españoles y otros
tantísimos que vendrán en el futuro, ha sido la de la imposición y prevalencia de
una actividad ganadera totalmente incompatible, a día de hoy (y en su
concepción actual), con dicho interés general.
Los
Parques Nacionales han querido ser, y de hecho en buena medida han sido, un
motor económico generador de recursos para las áreas rurales en los que se ha
instaurado este régimen de protección. Sin embargo, una condición desmedida,
apoyada en la propia ley, ha invalidado su funcionalidad última.
La
Ley, en su Título II,“Los parques
nacionales”, establece que el objetivo de estos espacios no es otro que el
de la conservación de sus valores naturales y culturales, supeditando a este
logro el resto de actividades como son su uso y disfrute, la sensibilización,
investigación, etc.
Las
actividades presentes en el territorio de los parques nacionales en el momento
de su declaración han sido pues clasificadas como compatibles con su
conservación, necesarias para la gestión o incompatibles. Las primeras podían
seguir practicándose las segundas eran, además, protegidas por la
administración del parque nacional. Las que resultaran incompatibles deberían haber
sido eliminadas en el plazo que a este respecto estableciese la ley
declarativa.
En
este sentido, la ganadería en régimen extensivo actual, ha sido y es totalmente
incompatible, por lo que se ve y se ha visto durante más de treinta años, con
la propia existencia o coexistencia de la figura de Parque Nacional.
Los
ganaderos han sido los primeros interesados en que se siga con la caza “control”
en los parques Nacionales, matando dos pájaros de un tiro. Por un lado, ni oír
hablar de depredadores, a los que jamás se ha tenido ni se tiene en cuenta para
llevar a los parques Nacionales, donde son tan representativos del ecosistema
como que sin ellos no se entiende ni funciona de manera correcta y mínimamente
natural el mismo, y por otro, sustituyendo a la fauna salvaje por reses en los
espacios más representativos y protegidos, como efectivamente, en la mayor
parte de los casos ocurre, y mucho ojo con que a ellos les afecte algo de ese
"Parque Nacional y Naturaleza conservada".
Ganado en P.N. de Aigües Tortes i Sant Maurici. |
Ellos
a la suya, me beneficio de área supuestamente natural, del entorno, y de los
recursos que genera el turismo, pero eso sí, castigo la zona protegida no sólo
con todo el uso de mis reses, sino que encima me opongo frontalmente a la fauna
que pueda entrar mínimamente en conflicto. Todo eso, según ellos, no es
naturaleza ni patrimonio a proteger. Naturaleza son sus vaquitas y ovejitas, y
sus quesitos y carnes "ecológicas"...¡Nos ha fastidiado!. Ahora bien,
más tonta la gente por picar y tragarse “el cuento de lo ecológico”...
Ni
qué decir de todo el entramado puesto en marcha alrededor de las subvenciones a
estas actividades, ni la atención a ellas dedicada, que nada tiene que ver con
la que entendíamos hasta hace algunas décadas, donde el pastor hacía honor a su
nombre, al pie del cañón, preocupándose a toda hora de su ganado, dificultando
así el efecto colateral de la incidencia de la fauna silvestre, y por tanto la
repercusión negativa en su propia explotación ganadera, y en cualquier caso
asumiendo los riesgos y compatibilidad del mismo, para entrar en un camino de
sostenibilidad.
Claro,
así se entiende que los Parques Nacionales no sean otra cosa que jardines muy
aseados de cara al público, hermosos paisajes de postal, que en realidad no son
sino abrevaderos y comederos de reses domésticas, donde a unos pocos agraciados
componentes de la vida salvaje, no excesivamente conflictivos, se les deja
existir, para dar la impresión de estar conservando a lo más granado, a la
excelencia, a lo más representativo de los ecosistemas naturales a salvaguardar
para las generaciones venideras. Eso sí, en cuanto se desmadran un poco las poblaciones
salvajes, a controlarlas a través de la caza.
Un
fraude, y ya lo siento, pero así lo vemos muchos, una auténtica tomadura de
pelo enmascarada bajo el epígrafe de Naturaleza Salvaje Representativa.
Una
sumisión constante a ciertos intereses sectarios, de colectivos muy
determinados, impiden pues el correcto funcionamiento de los parques
nacionales.
Ganado en P.N. de Ordesa y Monte Perdido. |
Un
sinsentido que se ha visto agravado recientemente con las acciones emprendidas
por el actual Gobierno del país con su Modificación
de la Ley de Parques Nacionales de España.
La
Reforma de la Ley de Parques Nacionales
prorroga la permisividad de las cacerías, incluso deportivas, y abre la puerta
a otras actividades altamente negativas, como casos de urbanización o prácticas
de actividades nocivas en el interior de estos santuarios, que apenas
representan el 0’7% del territorio nacional.
¿Ni
siquiera el 0’7% puede quedar libre de impacto?, ¿no podemos salvaguardar
intacto para las futuras generaciones ese mínimo porcentaje, que sirva como
santuario y fuente de suministro de vida salvaje a las áreas colindantes?...
Si
a ello le sumamos la Nueva Ley de Montes,
donde se socavan los derechos y autoridad de los defensores y custodios del
medio, los agentes forestales, o hasta se prevé permitir la recalificación de
terrenos quemados tras un incendio, aun en “circunstancias especiales”, podemos
intuir que la parafernalia de la supuesta conservación de la naturaleza se nos
escapa como agua entre los dedos de las manos, a pasos agigantados.
De
este modo, no es extraño que incluso muchos directores y técnicos gestores de
los mismos parques nacionales, comiencen a levantar la voz, rebelándose ante la
situación, y oponiéndose a las directrices que vienen con las nuevas leyes
aprobadas en solitario por el Gobierno actual, pues, según su comunicado: ”Implican socavar en lo más profundo el
concepto del interés general y las bases de la existencia de nuestros parques
nacionales".
Y
el tema no queda aquí. Los mismos empresarios o trabajadores de esas zonas, que
intentan sobrevivir alrededor ellos con actividades compatibles y respetuosas,
se van dando cuenta de esta circunstancia, y de los malos resultados de
gestión, viabilidad y comprensión de estas áreas que el actual modelo está
ofreciendo. Como muestra, la postura adoptada por los Empresarios de Turismo de
Cabañeros, que han declarado su intención decidida de "apoyar" a la
plataforma Contra la Ley de Caza de Castilla-La Mancha, de la que han pasado a
formar parte.
Incluso
organizaciones mundiales, altamente cualificadas en materia de conservación,
como WWF, alertan sobre la dinámica de los Parques Nacionales de España.
En P.N. de Ordesa, junio de 2010. |
¿Cuál
sería entonces la estrategia lógica y verdaderamente garante para avanzar hacia
la recuperación y conservación efectiva en el tiempo de los valores naturales
más representativos e indispensables de un territorio?
Sigamos por esta senda en el próximo capítulo.
Crédito de imágenes:
Foto 1: Miguel Llabata y Óscar Martínez.
Foto 2: Miguel Llabata.
Foto 3: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 4: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 5: Miguel Llabata.
Foto 6: Miguel Llabata.
Foto 7: Miguel Llabata.
Una dura pero acertada visión, y desde luego hay que estar dispuestos a aceptar criticas, en el momento que los intereses y actitud enfrenten a todo planteamiento contrario, descubrimos un intento de manipular lo que se considera público.
ResponderEliminarSi bien es cierto que vivir o en su caso trabajar en esos entornos, permiten tener en cuenta cualquiera de sus opiniones y problemas, tampoco se puede usar esa posición (vivir o trabajar en ese entorno) para quitar o ignorar las razones contrarias.
Aún recuerdo algunos mensajes que en un blog que anteriormente puse en marcha, en el que se autodefinian como unicos responsables del mantenimiento de la naturaleza, sea desde la caza o ganaderia, graso error sin duda, pues aunque siempre han de contar sus opiniones en primer lugar y contra cualquier intento de ignorarlos, nunca han de ser las unicas ni las impositivas.
En España los únicos valores que preservan los P.N.son los son los paisajísticos y geomorfológicos y aún así a duras penas.
ResponderEliminarA nadie se le escapa que su creación responde más a reclamo turístico que a otra cosa.A que se debe si no que la mitad de la red originaria estuviese en Canarias?.....
Es de auténtica vergüenza que en los tres P.N.de alta montaña la única especie bien representada sea el rebeco,ni siquiera el resto de herbívoros y ya ni hablar de los carnívoros..
Mientras tanto,como bien dices,las vacas y ovejas de pasean alegremente.(sic.!)
Supongo que entre las actividades previas desarrolladas en el entorno se debió incluir la sobre explotación del acuífero en el caso de Daimiel,lo que lo llevó a convertirse en una charca inmunda y a acabar saliendo de la red...
Y así en casi todas las áreas, si no por "h por "b" con un descuido indecente de los valores vegetales y faunísticos que deberían proteger y que nunca han hecho.....
Señores.....Para vomitar!!!
Y no sigo que me caliento y me desbocó....
Planes integrales de recuperación de la flora y la fauna de nuestros parques ya!!!!!...sin excusas,sin tardanzas,sin medias medidas timoratas e hilarantes de cara a la galería sin ninguna intención real....planes que reintroduzcan todas a la vez y sin tardanza las especies que nunca debieron desaparecer..
Ahora van a ser necesarios estudios, reintroducciones experimentales y demás chorradas para devolver su sitio a las especies que los habitaban?...ja!!!.
Que los parques sirvan de núcleo duro y santuario intocable desde donde nuestra fauna pueda expandirse y recuperarse...