Nacimos con
ellos, evolucionamos a su lado, y hemos llegado hasta hoy sin asumir
nuestro deber como especie que, instalada en lo más alto del escalafón, tiene el
premio de dominar el planeta que conquistó, pero también la obligación y la
responsabilidad, en nuestro presente, de encontrar un hueco de reconocimiento,
un camino de respeto, una vía de convivencia y coexistencia con aquellos que
desde siempre, fueron nuestros directos competidores en el medio que nos vio
crecer para alcanzar el mayor éxito.
Un respeto hacia
la dignidad con lo natural, hacia la reconciliación con el planeta que nos
cobijó, que nos cobija, y que pretendemos que así lo siga haciendo en el
futuro, con toda su trayectoria, plasmada en su esplendor y grandeza de formas
de vida.
Si desde nuestra
consciencia, conciencia y madurez específica, no somos capaces de interiorizar
la belleza, el valor añadido que otros seres aportan a nuestra presencia, su
papel en el entramado vital del mundo que habitamos, su propia valía que suma a
la nuestra y a la de nuestros descendientes, si no somos capaces de hacerlos
parte de nosotros en una medida justa, de mayor presencia, en el todo que somos
y seremos, será que, en definitiva, quizás no estamos a la altura, y hasta es posible
que no merezcamos el honor de dominar este planeta por mucho más, y nos ocurra
lo que a otras especies ya les ocurrió en el pasado.
La Naturaleza y
el tiempo decidirán, en todo caso…
Temidos, odiados
e injusta y desproporcionadamente juzgados, sentenciados y aniquilados, algunos
de los grandes carnívoros de Europa han conseguido, a pesar de ello, burlar al
humano a duras penas, hasta el siglo XXI, algo ya de por sí digno de admiración
hacia tan magníficos supervivientes.
En ello han
jugado un papel muy importante tanto la propia orografía del continente, repleta de
cadenas montañosas de variada altitud donde encontraron refugio cada vez más
escaso estos preciados componentes de nuestra fauna, así como los atrasos en el
desarrollo de muchas de las naciones que hoy, precisamente por albergarlos, y
desde una nueva visión, pueden y deben ser consideradas precisamente lo
contrario, como potencialmente avanzadas por el sello de calidad ambiental
incuestionable que estas especies les otorgan.
Pero el siglo
XXI y sus gentes seguimos obcecados en no corresponder a los grandes predadores
con esta nueva visión compatible.
Ni la nueva mentalidad, ni la supuesta modernidad
de esta cambiada Europa, ni la comprensión y respeto hacia los valores
naturales de un territorio, han impedido lo que sin duda es un proceso de
fracaso abocado a la catástrofe.
A lo largo de
las próximas entradas iremos viendo una serie de capítulos que empezarán
analizando muy por encima la situación general, grosso modo, de los grandes predadores en Europa, para abordar de
inmediato los que atañen directamente a España, en el presente o en un futuro
cercano.
Será pues una
serie centrada en los grandes carnívoros ibéricos, su situación y expectativas,
que algunos españoles conocen bastante bien, otros no tanto, y la mayoría
desconoce por completo, es más, les trae sin cuidado.
Quiero dejar
claro de antemano que serán redactadas bajo la opinión personal de un ciudadano
cualquiera, alejado de todo vínculo profesional con la naturaleza, pero que no
se cayó ayer del árbol en estos temas, sino que lleva cuatro décadas al tanto de
ellos y ha recorrido buena parte del país en el que vive, disfrutando y
aprendiendo de la naturaleza también sobre el terreno.
Vaya por delante que siempre he pensado que se debe respetar el trabajo de los profesionales,
y sólo desde los entes destinados a tal efecto pueden entenderse las medidas
destinadas a la conservación de especies en peligro, a través de la legislación
pertinente. Ahora bien, lo que sí creo que debemos exigir a dichos entes, son
resultados eficaces en esa gestión de nuestro patrimonio, y cuando uno asiste
con dolor, rabia,frustración e indignación ante lo acontecido en este sentido
durante décadas, no puede sino ver minada, profundamente socavada, la
credibilidad y confianza depositada en esos responsables y sus actuaciones,
reclamando pues soluciones efectivas.
Comprendan,
pues, que los juicios que aquí voy a emitir, en mis análisis y conclusiones, no
pueden, ni lo pretenden, señalar directamente a personas responsables de la
extinción de nuestros grandes carnívoros. Personas y trabajos concretos que
desconozco por completo, y que intuyo inmersos en un ámbito mucho más global
que, al menos a mí, me impide separar el grano de la paja, ni determinar
competencias.
No soy yo el
adecuado para tal menester, ni muchísimo menos. Tampoco sería justo incluir en
el mismo a saco a todo el mundo, puesto que siempre habrá un gran número de
ellas que actúen de buena fe, dando lo mejor de sí mismas (seguramente la
mayoría).
Lo que aquí se
va a exponer es una crítica a la tendencia global, a través de hechos
objetivos, con un resultado común; la extinción o no recuperación efectiva de
especies de grandes carnívoros de España.
Van a ser, pues,
unas entradas polémicas, incluso duras, las más difíciles a las que ya me enfrenté en la pasada etapa de mi anterior blog, pero comprometidas desde lo
más profundo con el sentimiento de preocupación por restaurar y hacer viables,
en una medida mucho más sostenible, aceptable, y desde mi punto de vista,
acertada, las poblaciones de especies de grandes predadores de nuestro país,
patrimonio natural de la Nación
Como un
ciudadano más, tan sólo tengo lo que está a mi alcance, el provecho de las
nuevas tecnologías y de Internet a través de este modesto y personal blog, para
intentar exponer lo que he podido asimilar sobre la protección y conservación
de estas especies, durante cuarenta años, que más o menos vienen a coincidir
con la instauración de la etapa democrática moderna en España.
Y es que la
concienciación por los valores naturales de un territorio supone la base
fundamental de la conservación y protección de las especies que los habitan.
Estos valores, en todo su conjunto, aportan un rico añadido a la propia especie
humana, y no pueden, ni deben, en ningún caso, ser gestionados, dirigidos y
orientados a la simple erradicación o control bajo mínimos, para el beneficio
particular y exclusivo de una pequeña minoría.
Los grandes
carnívoros ibéricos actuales, presentes desde hace miles de años en nuestro
país, son “propiedad” de todos y cada uno de los habitantes de esta tierra, y
por ende, del resto de la humanidad, presente y futura.
El mundo que
leguemos a las generaciones que nos sucederán está hoy en nuestras manos, y si
aquellos a quienes elegimos democráticamente a través de las urnas para
gestionarlo son incapaces de proteger esta riqueza natural e histórica que no
se mide a partir de la avaricia humana, tendremos otros que alzar la voz y
recordarles constantemente que están ahí entre otras cosas para eso, y sus nombres
y actuaciones quedarán marcados siempre en la historia como responsables
directos de esa pérdida imperdonable.
Uno entiende que
es difícil lidiar con intereses contrapuestos, el desarrollismo necesario de un
territorio, y atender a quienes lo habitan, hacen complicada la compatibilidad
de políticas al respecto.
Sin embargo el
interés general, y muy especialmente el referido a nuestro Medio Ambiente, debe
prevalecer por encima de cuestiones políticas y sectoriales.
Y se puede, con firmeza,
determinación, creyendo y apostando decididamente en lo que se hace, con el
compromiso y unos mínimos de responsabilidad de todas las partes implicadas, es posible esta coexistencia con tan insustituibles representantes de nuestra
naturaleza, sin ningún tipo de traumas.
Conservar el
espacio donde viven los españoles, con cada uno de sus valores naturales, fomentando
e impulsando aquellos perdidos en áreas potenciales, debiera estar, sí o sí,
entre los puestos de cabeza del ranking de esas cuestiones con prioridad
absoluta, buscando una compatibilidad y sostenibilidad verdadera y efectiva.
No existe
fórmula mágica, no hay panacea que valga, nadie va a descubrir nada a estas
alturas, pues está muy claro cómo podría lograrse…Sin embargo, no me gusta
quejarme o criticar algo sin dejar mi visión propia, más o menos acertada, de
cómo sería posible esa alternativa a la situación actual, así que no me
limitare a exponer los males que afectan a estas especies.
Intentaré
aportar aquí mi granito de arena, por tanto, para que el “entre todos los
mataron, y ellos solos se murieron”, pueda pasar algún día a “entre todos los
conservaron, y ellos solos se recuperaron”.
Por encima de
todo, y desde un principio, que no les confundan, quédense principalmente y de
momento, como punto de partida, con esta sentencia: Los linces, lobos y osos,
no “se extinguen” o “no avanzan”, sino que se les extingue o no se les deja
avanzar, se permite y se facilita esa desaparición o no recuperación efectiva,
que es un concepto muy distinto, siempre adornado bajo la estela de un
“buenismo” y falsa preocupación conservacionista de las distintas
administraciones.
Al lince, al
lobo, y al oso, con algunos matices propios, los extingue o frena la misma
razón, la misma causa; el ser humano…
Crédito de imágenes:
La foto del lince ibérico pertenece al "Programa de Conservación Ex-situ del Lince Ibérico www.lynxexsitu.es", el resto de imágenes son archivos libres de derechos de Wikimedia Commons.
Con muchas ganas de leer tus comentarios sobre este asunto!
ResponderEliminarAdemás este año tengo una experiencia en el Sistema Ibérico que ha cambiado mi visión sobre el asunto. No me cabe en la cabeza como un área tan enorme y despoblado puede estar sin depredadores como los lobos... Cuando en Galicia viven en zonas infinitamente más habitadas!
Sin duda ahí hay algo que huele muy mal...
Hola D.E.L., ¿qué tal va todo?.
EliminarMe parece que voy a dejar pasar unos días, porque estoy muy encendido con los planes del lobo en Andalucía y todo lo que se ha organizado alrededor.
No quiero alterarme más de lo debido y empezar a diestro y siniestro, porque vamos, no tendría fin, y a lo mejor hasta me sobrepasaba llegando al insulto...y no me faltaría razón.
Pero como nunca he apostado por esa línea, voy a intentar respirar profundamente unas cuantas veces para serenar el ánimo antes de ponerme a redactar, aunque de todos modos, no te quepa la menor duda de que procuraré poner las cosas en su sitio, al menos tal y como yo las veo y entiendo.
Muchas gracias por participar y estar siempre por aquí, me alegro de leerte, como siempre.
¡Un gran saludo!.
¿Qué pasa con los planes del Lobo? No estoy muy enterado que digamos, la verdad.
Eliminar¡Espero poder leer la próxima entrada respecto a este tema pronto!
Saludos Sylvanus,
ResponderEliminarNada que añadir..todo se resume en tus palabras "no se extinguen o no avanzan, sino que o se les extinguen o no se les deja avanzar".
Bueno, pues esperaremos a que se te baje un poco la espuma je je. Hoy incluso me permito el lujo de escribir comentario. Impacientes por leerte ya sabes.
ResponderEliminarSaludos tambien para ti Grumete, hace tiempo que no te comento...lo siento, ando algo apartado...un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias también a los dos, por participar una vez más.
ResponderEliminarEspero al menos empezar este fin de semana con la serie.
¡Saludos!.