Poco a poco
vamos viendo cómo la supuesta reconquista de nuestro continente por parte de
los grandes carnívoros responde más a las ganas de Europa por hacer calar entre
la Sociedad una visión de que existe un compromiso desde los Estados y sus Administraciones
para la protección, conservación y recuperación de tan emblemáticas especies, y
su coexistencia llevadera con los humanos, y no tanto a que en realidad esto
sea así, no ya de forma significativa, sino siquiera en un mínimo porcentaje de
credibilidad.
Hoy, y antes de
centrarnos en los casos concretos de España, cerraré hablando de linces y
glotones, y también haré una pequeña mención a otros carnívoros que, de alguna
forma, también podrían ser incluidos actualmente entre los grandes de Europa,
aun puntualizando aspectos, y a los que ni siquiera se ha mencionado en el
estudio.
Poco que decir
sobre el glotón (Gulo gulo), mamífero boreal de la taiga y la tundra alpina, que desde hace
bastante tiempo quedó relegado a las zonas más norteñas del planeta, y que en
Europa, sólo ha sobrevivido en la Península de Fenoscandia y Rusia.
La persecución
por parte del hombre y la destrucción de hábitat redujeron las poblaciones a lo
largo de los siglos, en especial durante el XIX y XX, haciendo desaparecer a la
especie en las zonas más meridionales del Norte de Europa, que por otro lado,
dentro de Fenoscandia, eran las más pobladas por el hombre.
A día de hoy se
censan alrededor de 380 ejemplares en Noruega, unos 680 en Suecia y 170 en Finlandia,
lo que suma un total aproximado de 1.200 ejemplares que, en mayor o menor
medida, quedarían conectados con la vecina población de la parte europea de
Rusia, que suma otros 1.400 glotones por su lado.
Comparando con
las estimas de 1950/70, siempre muy parciales o cuestionables, que ofrecen
cifras de 450 ejemplares para el global de Suecia, Noruega y Finlandia, pues
podría decirse que se ha triplicado los números, siempre muy acotados al
territorio más deshumanizado. Así que en este caso, podríamos hablar de cierta
mejoría y reconquista, pero siempre matizando.
La tendencia al
declive señalada por la UICN parece haberse suavizado en la parte europea, con
un ligero repunte de las poblaciones, que no obstante siguen manteniendo
aspectos negativos como la fragmentación de núcleos y la persecución del glotón
por choque de intereses con la ganadería de renos.
Si comparamos los
números del glotón, 1.200, con los 5.800 osos, 5.600 linces y 1.300 lobos de
Europa Septentrional, vemos que, claramente, siguen siendo los carnívoros más
amenazados, y que su estatus se encuentra aún muy lejos de poder asumir
reconquista o remonte fiable que evite su amenaza de extinción a medio plazo.
Incluir al
glotón en un epígrafe como “carnívoro que reconquista Europa y convive en zonas
humanizadas” es pura fantasía. Asumir o aceptar que el glotón ha experimentado cierta
mejoría en las últimas décadas, puede tener un pase.
El lince boreal
(Lynx lynx) es el mayor felino
presente en Europa (sin contar el Cáucaso) en la actualidad.
De hábitos
preferentemente nocturnos, y solitarios, los linces han pasado bastante
desapercibidos a lo largo del tiempo, lo que no ha impedido que poco a poco
hayan sido exterminados por el hombre en el continente, sobre todo a través de
la caza.
Desapareció en
Irlanda en el Temprano Holoceno, hace alrededor de 9.000 años, poco después de
la recolonización del territorio por parte humanos del Mesolítico, mientras que en Gran Bretaña aguantó en ciertos
enclaves hasta fechas tan tardías como el año 700 d.C.
Los densos
bosques que comenzaron a roturarse de forma masiva hacia la Edad Media debieron
albergar todavía, con total seguridad, muy buenas poblaciones de linces
repartidos por la Europa Continental, desde el Atlántico hasta Rusia, por todo
el ámbito eurosiberiano.
Con el
transcurso de las centurias la especie no escapó a la persecución humana, de
tal modo que hacia mediados del S.XIX el lince boreal había quedado ya
confinado en ciertos reductos de Europa Occidental.
Algunos
ejemplares resistían en zonas del Pirineo, quizás incluso en la Cordillera
Cantábrica y en los Apeninos centrales, también en el Macizo Central de
Francia, en los Alpes, Alpes Dináricos, algunas montañas de Alemania Central,
Selva Negra, Sudetes…
Sin embargo, al
este del continente el lince seguía presente de forma prácticamente continua
por Montes Pindo, Balcanes, Cárpatos, y toda la Europa Oriental hasta alcanzar
por el norte las repúblicas bálticas y la Península de Fenoscandia, que eran
ocupadas prácticamente en su totalidad por el felino.
Un siglo más
tarde, hacia 1950-60, el lince boreal había desaparecido de toda la Europa
Centro-Occidental o mantenía ejemplares relictos que seguían siendo cazados,
mientras sus poblaciones al este del continente quedaban fragmentadas en
distintos núcleos de zonas abruptas en puntos de Balcanes y el Pindo, Cárpatos
y algunos bosques polacos, mientras que en el norte reunían buenas poblaciones
que desde las repúblicas bálticas y la frontera de Finlandia prolongaban sin
interrupción su distribución hacia Rusia.
En Escandinavia
la especie se repartía bien por toda la zona fronteriza central, sobre todo en
Suecia, con algunos núcleos diseminados hacia el sur de la península.
Hacia la década
de 1970 comenzaron las primeras reintroducciones por Centroeuropa, como las de
Suiza o Eslovenia, a las que siguieron en décadas posteriores otros países como
la actual República Checa, Francia o Alemania.
Fruto de estas
reintroducciones los linces boreales llegaron también a países donde ya se
habían extinguido, como Italia, Austria, Croacia y Bosnia.
La menor
conflictividad de este depredador, si lo comparamos con osos y lobos, ha
propiciado que haya sido mejor vista su vuelta a territorios perdidos, a través
de la mano del hombre.
¿Podríamos
hablar entonces de reconquista europea del lince?. Depende, en todo caso, de
qué zonas hablemos y bajo qué criterios asumamos esta afirmación.
Distribución de Lynx lynx en Europa. Rojo, hacia 1850, amarillo, hacia 1950, verde, actual. |
Parece bastante
probable que el lince boreal haya recuperado no tanto territorio, sino
efectivos, en Europa Septentrional.
Son bastante difíciles
de aceptar las cifras poblacionales que da el estudio reciente ya mencionado
para el período 1950-70, donde hablan, por ejemplo, de 115 ejemplares para
Estonia, 20 para Lituania, y probablemente extinto en Letonia, cuando muchos de
los trabajos y estudios disponibles de las últimas décadas marcan siempre una
distribución territorial total en estos países, en continuidad con las
poblaciones rusas, para la década de 1960…
Algo similar
sucede con Suecia y Noruega, que prácticamente mantendrían los mismos
territorios de distribución en los años sesenta del siglo XX que en la
actualidad, poco más o menos, y sin embargo las diferencias en cuanto a números
que ofrece el trabajo son tremendamente significativas.
Por ejemplo en
Suecia, se habla de 175 ejemplares para 1950-70, y en el mismo período, unos
150 ejemplares en Noruega.
En Finlandia el
lince sí habría ganado territorio desde la frontera con Rusia hacia el este del
país, pero eso de que lo den como prácticamente extinto entre 1950-70…resulta
poco creíble atendiendo a las distribuciones marcadas para esas fechas en otros
trabajos y estudios, y teniendo también en cuenta el aporte de las poblaciones
rusas colindantes.
De cualquier
modo, ciñéndonos a las cifras dadas para el presente; 390 linces en Noruega,
1.650 en Suecia, 2.500 en Finlandia, 800 en Estonia, 50 en Lituania, y 600 en
Letonia, evidentemente el lince boreal habría reconquistado en parte la Europa
Septentrional, sumando más de 5.600 ejemplares.
Para Europa
Occidental la afirmación del titular es simplemente vergonzosa, por decir algo
suave.
Irlanda sigue a
día de hoy sin lince boreal, al igual que Gran Bretaña, Dinamarca.
Holanda y
Bélgica han confirmado algunos avistamientos de la especie entre la década de
1990 y el presente, seguramente procedentes de las reintroducciones en Francia
y Alemania, pero no existen poblaciones reconocidas en estos países, al igual
que sucede en el caso de España.
Francia cuenta actualmente
con alrededor de 100 ejemplares a partir de linces reintroducidos, en el Jura,
los Alpes, y los Vosgos, que siguen cayendo, y que mantienen en una situación
dramática al felino especialmente en el tercer núcleo mencionado, donde no
llegan ni a 20 ejemplares.
Alemania
reintrodujo al lince en Baviera y el Harz, y recibió algunos ejemplares a
través de la frontera con la República Checa en los últimos tiempos, pero su
población total estimada no supera los 25 ejemplares en la actualidad.
Austria cuenta
con alrededor de 10 ejemplares en distintos puntos, procedentes de
reintroducciones en países colindantes.
Italia empezó a
recibir linces en los Alpes a partir de la década de 1980, provenientes de las
reintroducciones en Suiza y Eslovenia, y en el presente estima una población de
entre 10 y 15 ejemplares.
Por último,
Suiza, donde se reintrodujo a la especie a principios de los años 70 del S.XX,
cuenta en la actualidad con alrededor de 130 ejemplares.
Es decir, que la
población de linces boreales en toda Europa Occidental ronda los 275
ejemplares, y sólo dos países suman 230…Para tirar cohetes, vamos, sí señor,
reconquista que no veas.
En el caso de Europa Oriental, encontramos tres zonas bien
diferenciadas.
La zona norte,
compuesta por los núcleos de los Cárpatos, bosques polacos y Bohemia, que
presentan poblaciones más o menos aceptables, y donde el felino podría haber
recuperado efectivos y territorios en unos núcleos, y haberlos perdido en
otros, pero que en general ha mantenido al lince poco más o menos como hace
medio siglo, con 1.300 ejemplares en Rumanía, 350 en Eslovaquia, 300 en
Polonia, 60 en Serbia, 11 en Bulgaria, 11 en la República Checa y 2 en Hungría.
No podemos
decir, por tanto, que el lince boreal haya reconquistado nada en esta zona.
La zona oeste o
de los Alpes Dináricos, donde existen actualmente 70 ejemplares en Bosnia, 50
en Croacia y 15 en Eslovenia, todos ellos a partir de la reintroducción en este
último país durante la década de 1970.
Cuarenta y cinco
años después tenemos 130 ejemplares, algo que ni de lejos puede considerarse
reconquista alguna, sino más bien un fracaso bastante sonado, sobre todo cuando
estas poblaciones fueron muy tempranamente puestas bajo el régimen de especie
cinegética.
Por último la
zona sur, Balcanes, es la más agónica, aquí el lince ya ni siquiera ha sumado
unos cuantos ejemplares o territorios respecto a tiempos recientes pasados,
sino que los reduce a marchas forzadas entrando en el camino puro y duro de la
extinción.
A Albania sólo
le quedan 7 ejemplares, a Macedonia 23, a serbia-Kosovo 20, y Montenegro y
Grecia no los encuentran, resultando ya probablemente extintos en estos dos
países.
¿Seguimos
haciendo el ridículo con el titular de Reconquista?.
Parece que ya no
da más de sí, ¿verdad?, pues agárrense que vienen curvas, y éstas son tan
escandalosas, que hasta han sido silenciadas en el estudio que da pie al
titular sensacionalista.
Estas curvas
escabrosas tienen nombre y apellido, y se llaman lince ibérico (Lynx pardinus) en España y
Portugal, y aunque tiempo habrá de tratarlas detenidamente en próximas
entradas, quédense también con esa parte de la “Reconquista de carnívoros de
Europa” que no se menciona en los artículos.
Sirva como
avanzadilla que de los 5.000 a 3.000 linces ibéricos que se han llegado a
estimar en la Península Ibérica para el período entre 1950-70, pasamos a 1.200
en 1985, 900 ejemplares en 1995, 350 en el año 2000 y 100-150 en 2005.
Tras enormes
esfuerzos desde que fueran protegidos en 1973, con aportes millonarios de
Fondos Life desde 1996, incluida la cría en cautividad desde 2003-2004, hemos
pasado de más de 1.000 ejemplares distribuidos por buena parte del sur de la
Península a 350 en unos pocos enclaves en la actualidad…¡Pedazo de
reconquista!.
Quien tampoco
conoce el significado de Reconquista es otro mamífero carnívoro que, quizás por
ser marino más que terrestre, es poco considerado en esto de ser recuperado.
La foca monje (Monachus monachus), que pobló en tiempos
recientes todo el Mediterráneo y el Atlántico desde al menos Cabo Verde hasta
el Estrecho de Gibraltar, ha sido extinguida en el Mediterráneo Occidental
europeo a lo largo del siglo XX, mientras que sólo sobreviven unos 250
ejemplares en aguas del Egeo de Grecia y 20 en el Adrático, en el Golfo de
Kvarner.
Estos 270
ejemplares considerados europeos se suman a otros 100 en aguas de territorio
turco, 20 en la costa argelino-marroquí, y 290 en Cabo Blanco, Madeira e Islas
Desertas, en aguas del Atlántico.
La población
mundial de la especie no alcanza, pues, ni siquiera los 700 ejemplares.
Hablaremos sobre
ella en otra entrada, y también lo haremos de quien es, con toda seguridad, el
único carnívoro de tamaño respetable que sí puede afirmarse, con total acierto,
que está reconquistando Europa y que puede vivir en zonas humanizadas, pese al
silencio y recelo que se guarda para con la especie, a la que no se ve con
buenos ojos y se prefiere dejar a un lado, sin tener en consideración, para que
su presencia sea “tapada” y pueda ponérsele freno antes de que sea conocida por
la Sociedad: El chacal dorado (Canis
aureus).
Los trataremos
merecidamente, pues, en dos artículos dedicados a ellos en exclusiva.
A
modo de resumen o cierre podemos concluir, por tanto, que el titular “Los
grandes carnívoros reconquistan Europa”, asumiendo una convivencia con alta
densidad humana, y felicitándose por ello, no es otra cosa que una proclama
sensacionalista y propagandística que se apoya en datos muy pero que muy parciales
para llevarlos claramente al terreno de la demagogia, tratando de mostrar al
mundo el estupendo trabajo de Europa en su importante nivel de concienciación
respecto a los valores naturales, cuyo máximo exponente se resume en la mayor
conflictividad que representa el icono de los grandes predadores, a los que,
por otro lado, trata de poner en situación favorable a cierto “control
poblacional” en determinadas áreas, dada su “gran” recuperación y su entrada en
conflicto en nuevos territorios y áreas muy humanizadas…
Así
que, nada de nada amigos, juzguen ustedes mismos y no piquen el anzuelo tan fácilmente.
Crédito de imágenes:
Las fotos 1, 2, 3, 4 y 5, son archivos libres de derechos de Wikimedia Commons.
La foto 6 (lince ibérico), pertenece al Programa de Conservación Ex-situ del lince ibérico, que permite su uso siempre y cuando se indique el autor de la misma, el mencionado Programa.
La foto 7, oso pardo, es un archivo libre de derechos de Public Domain Images.
FANTÁSTICAS, FANTÁSTICAS entradas sobre la situación de los depredadores de Europa!
ResponderEliminarMe muero de ganas por leer sobre el chacal dorado y la foca monje, pero sobre todo por el análisis más centrado en lo que nos toca más de cerca, los depredadores en España.
Mucho ánimo!
Ya puestos a escribir sobre carnívoros que vivieron en nuestro continente en tiempos históricos, no nos olvidemos que en la Antiguedad aún había leones y leopardos en algunas partes de Europa...
ResponderEliminarHola Yurakuna, siempre una alegría leerte de nuevo.
EliminarPues sí, tal como dices los grandes predadores como leones y leopardos estuvieron presentes en Europa hasta no hace tanto, aunque me temo que a éstos ya no los volveremos a ver de nuevo por aquí en libertad, al menos en mucho, mucho tiempo. Por desgracia es posible incluso que comiencen a tener sus días contados allí adonde aún han logrado sobrevivir.
No damos muy buen ejemplo en el trato a nuestros carnívoros, como para exigir demasiado a otros con los suyos, ¿verdad?.
¡Un saludo!.
Aquí venía un comentario de e-Cuervo, que le comentaba a Yurakuna que hubo leopardos en Moncayo en el pasado.
ResponderEliminarLLevaba enlace, y como ya sabéis, por el momento, y debido a la NLPI, no voy a publicar enlaces.
De cualquier modo muchas gracias por la participación e-Cuervo.
Y, efectivamente, a finales del Pleistoceno, todavía existían leopardos en Moncayo, como están datados incluso a principios del Holoceno en la Cordillera Cantábrica, aunque quedan bastante lejos de los tiempos más recientes en que aún se podía encontrar leones en la Antigua Grecia, en época histórica..
Un saludo.