Bisontes, toros,
caballos, asnos u onagros, alces y búfalos acuáticos, son los candidatos más
valorados, entre los ungulados de gran tamaño, para repoblar los distintos
ecosistemas de Europa que quedaron sin representación de sus componentes más característicos,
a lo largo de los siglos, sobre todo tras la aparición de la ganadería y la
agricultura y la sobrecaza.
Pero si
bisontes, alces y búfalos acuáticos, apenas ofrecen dudas al respecto de qué
especies deben tenerse en consideración para devolverlas a sus antiguos
hábitats, toros, caballos y asnos-onagros, están envueltos en ciertas dudas que
giran alrededor de esta cuestión.
¿Habría que
contar directamente con aquellas especies salvajes próximas que todavía habitan
hoy el planeta, como gaúres, caballos de Przewalskii y onagros? O, por el
contrario, ¿deberíamos contar con descendientes domésticos, al menos en el caso
de toros y caballos, para tratar de recrear las especies originales?. Y en este
último caso ¿qué criterios deben emplearse para llevar a cabo estas
recreaciones?, ¿criterios estéticos?, ¿económicos?, ¿ecológicos?.
Si el fin último
es que estos animales se distribuyan libremente por los reductos naturales del
continente, ocupando sus antiguos nichos ecológicos, ¿deberían considerarse
criterios unificados, que promuevan la recreación de una especie tipo común a
toda Europa? ¿O cabría dar prioridad a aspectos como la mejor adaptabilidad,
según zonas, de aquellas razas que ocupan los muy diversos espacios a tener en
cuenta desde hace milenios?
En próximos post
trataremos de aproximarnos a esta temática, exponiendo de forma breve cómo se
encuentra la situación en la actualidad y qué distintas posibilidades se abren
a la hora de volver a contar en Europa, y especialmente en España, con aquellos
grandes herbívoros salvajes que podrían y deberían ocupar dehesas y espacios
abiertos, montes mediterráneos, cerrados bosques atlánticos, prados de alta
montaña, marismas y lagunas, o estepas y desiertos.