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sábado, 25 de abril de 2015

MUNDO REWILDING: EUROPA (V).




A lo largo del pasado siglo XX la concienciación ambiental se fue asentando con fuerza en Europa.
El conservacionismo ha dado pasos de gigante en esa búsqueda de hacer compatible la existencia de lo que ha llegado más o menos salvaje hasta nuestro presente, para encontrar un equilibrio de la naturaleza con nuestra propia presencia e impacto.
Así, poco a poco los europeos hemos sido capaces de ir dotando de una serie de figuras de protección a nuestros entornos en un intento por garantizar la pervivencia del conjunto de espacios y especies que suponen un legado a mantener y recuperar para las generaciones venideras.
No es fácil, ni mucho menos, encontrar la sostenibilidad de esa coexistencia con lo humano en un continente tan transformado y adecuado a nuestra presencia, desde hace milenios, y aunque todavía deficientes, sin toda esta serie de pasos logrados hasta hoy habría resultado del todo imposible avanzar hacia logros mayores en el futuro.
La primera prueba a la que hemos tenido que enfrentarnos ha sido la de conservar los hábitats que albergaban la biodiversidad potencial que aún manteníamos en el continente.
A partir de la protección de esos hábitats (en distintas categorías) alguna fauna ha logrado un respiro, una bombona de oxígeno con la que seguir existiendo en el presente, y con mayor o menor éxito, y dependiendo de casos, ha sido capaz incluso de aumentar poblaciones y reconquistar territorios de presencia pasada.

Para los mamíferos estas políticas proteccionistas han sido especialmente positivas en aquellas especies que no nos incomodaban de forma significativa y de las que además podía extraerse algún beneficio, véase sobre todo el derivado de la práctica cinegética.
De este modo, los ungulados de tamaño medio, algunos de ellos al borde de la desaparición a principios del s.XX, con poblaciones muy restringidas en el continente, han visto superada esta circunstancia expandiéndose a lo largo y ancho del territorio europeo.


Otros, como los carnívoros, siguen chocando frontalmente con nuestra percepción de comodidad en la convivencia, y sobre todo los de gran tamaño, distan mucho de ocupar el espacio que les corresponde, sobreviviendo como les dejamos, a modo de eternos proscritos.
Complicado lo tienen, también, aquellas especies de ungulados de tamaño medio-grande, que han supuesto una clara competencia con la cabaña ganadera, y que por sus dimensiones, requirieron de cierto hábitat y quedaron siempre en el punto de mira al ser pieza fácil para caer en nuestra acción exterminadora. Por último, los primeros desaparecidos, los grandes colosos y los megapredadores, quedan hoy tan lejos de la imagen que los europeos tenemos de nuestra propia naturaleza, y se contemplan tan fuera de lugar en nuestra transformada y moldeada Europa, que apenas tienen mención en cualquier propuesta ambiental tomada mínimamente en serio dentro del continente.
Una cosa queda bien clara a día de hoy, la fauna europea tendrá el difícil reto de saber adaptarse a lo humano para poder mantener su presencia en el territorio, del mismo modo que los humanos deberemos ser capaces de encontrar un equilibrio que nos permita aceptar al conjunto de especies, haciéndoles más fácil su existencia, si es que queremos conservar algo del legado y entramado natural en condiciones, para disfrute de los europeos del futuro.


Ese equilibrio, esa aceptación de nuestra riqueza natural, pasa sí o sí, y en primera y última instancia, por una estrategia clara, incuestionable e inaplazable en su diseño y puesta en marcha; la conectividad de grandes áreas refugio a través de corredores o pasillos naturales.
Porque, por mucho empeño que pongamos, la conservación de espacios y especies no se va a lograr en pequeños núcleos, en áreas más o menos acotadas o aisladas. Las comunidades naturales, las especies faunísticas, necesitan de una interconexión poblacional que garantice verdaderamente su viabilidad a medio y largo plazo, y no gastos desorbitados de ingentes cantidades monetarias, de pequeños reductos poblacionales que son pan para hoy y hambre para mañana.
Las especies requieren de unas condiciones para su expansión y mantenimiento en el tiempo por sí mismas.
¿Cuáles han sido las nuestras?, las contrarias a las de toda esa fauna amenazada. Desbrozamos y talamos bosques, creamos pastos, poblaciones, y después, seguimos más allá, a través de caminos, para repetir el proceso, y seguir aumentando en número. Además, nos beneficiábamos de todo aquello que se movía a través de su caza masiva, y así, llegamos hasta el presente. Un presente llevado al límite en el que además, hemos multiplicado exponencialmente esos caminos, convirtiéndolos en infranqueables barreras a modo de autovías, y hasta hemos creado centros de ocio como las pistas de esquí en el medio natural, por no hablar de los enormes centros urbanos, que a veces de modo continuo, se prolongan durante kilómetros y kilómetros, junto a los campos agrícolas, creando “pequeñas islas naturales” muy separadas entre sí.


Por eso, mucho más allá de fluctuaciones en las poblaciones de fauna que han sido, son, y serían la pauta normal o natural, es claramente nuestra incidencia la que empuja a la desaparición a aquellas especies que tienen determinadas necesidades y que por tanto, más han visto mermada su capacidad de mantenimiento en determinado territorio.
Entonces, si no queremos que desaparezcan, si queremos que sigan formando parte del patrimonio de Europa, o cualquiera de sus estados, ¿cuál es la estrategia a seguir?. Ni más ni menos que la adaptada a sus necesidades, haciéndola mínimamente compatible con las nuestras.
Hay que fijarse en sus "pueblos", donde se asientan en mayor número, y construir o hacer habitables otros cercanos, para que puedan poblarlos por expansión, y para ello, hay que construirles "carreteras" especiales de avance que superen el obstáculo que suponen las nuestras, a través de pasos de fauna y pasillos de conectividad.
Sin embargo una mínima población, establecida en uno de sus pueblos aún supervivientes, no dará para la emigración, por lo tanto, hay que traslocar "colonos", nuevos pobladores que lleguen de otras tierras en busca de nuevas oportunidades, en todas aquellas zonas que presenten posibilidades de hábitat, para que ayuden a su vez a hacer crecer a todo el conjunto, mediante repoblación y contacto o conexión.
Ese conjunto no crecerá a modo de asentamiento global, de forma mantenida y viable en el tiempo, a menos que se consiga esa otra Europa de la fauna, de lo natural en definitiva.
Y se necesita comprender, también, que ese otro entramado puede y debe ser compatible con el nuestro, y que estamos obligados a luchar codo con codo por él, especialmente las administraciones, que nos representan, para no perder tan gran patrimonio y legado.


Así pues, crear una serie de corredores que unan las grandes zonas naturales de Portugal con los Urales rusos, o los montes de Calabria con los escandinavos, creando ese mapa europeo de conectividad, supondrá el paso definitivo hacia la conquista del objetivo último.
Para ello, cada estado debe ser lo suficientemente responsable como para facilitar su entramado, puesto al servicio de una verdadera unión europea de la naturaleza, que legisle y fomente su mantenimiento conjunto.
Entenderán, pues, que a uno le toca el suyo de más cerca, y es de éste, del que a continuación quisiera hablarles, como aporte para el ámbito global.
Queda claro que nuestro punto de unión, nuestro nexo con el resto del continente, en el caso de Portugal y España, es el magnífico Pirineo, punto clave, área especialmente significativa y en el centro de cualquier propuesta de conservación al más alto nivel, por ser nuestro cordón umbilical con la conectividad global, nuestro ser o no ser respecto a la continuidad futura de buena parte de las especies.


Desde el Pirineo se enlaza con el Macizo Central francés, y desde éste, con los Alpes y el resto de Europa.
Y ya en lo que respecta a nuestra península, la estrategia queda, a mi modo de ver, en la conectividad interna, que pasaría en primera instancia por una serie de espacios protegidos, conservados, regenerados y acondicionados al más alto nivel, como santuarios intocables, a modo de fuentes de suministro, de hogar refugio, a partir de los cuales la fauna podría acceder a otras áreas más compatibles con nuestra presencia y actividad, en toda una serie de categorías menores.
Esos espacios salvajes fuente, esos santuarios intocables garantes de lo más puro y representativo del mundo natural, deberían ser, como ya habrán imaginado, los Parques Nacionales.

De ellos, y de todos los corredores naturales ibéricos, en sus distintas categorías, les hablaré en la próxima entrada de Mundo Rewilding dedicada a Europa.







Crédito de imágenes:

Foto 1: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 2: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 3: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 4: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 5: Miguel Llabata.
Foto 6: Miguel Llabata.

7 comentarios:

  1. Sí. Las autopistas y su vallado continuo parte la geografía en porciones estancas a la gran fauna. A ellas se han sumado los recorridos del ave. Urge la construcción de pasos para la fauna en zonas más o menos boscosas para garantizar que los animales las utilizan. Es una tarea pendiente. Las cabras monteses que en Aragón vienen de Teruel hacia el norte y que se encuentran a las puertas de Zaragoza, cruzarán el Ebro en su viaje hacia el Pirineo, pero lamentablemente se encontrarán con vallas en las autopistas y el AVE que son más difícilmente franqueables. O se colocan pasos para fauna, o se trasladan poblaciones directamente hasta que estos se construyan.

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    1. Ambas estrategias son necesarias, pasos de fauna, y traslocaciones, solo así se puede avanzar.
      Estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas.
      Un saludo, Grumete!.

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  2. Saludos Sylvanus,

    Espero que todo este bien, me extrañaba este tiempo entre el ultimo y este articulo, dado tu imposible y fuerte ritmo de publicación (quede ahi como reconocimiento).

    Sabes que no puedo estar más deacuerdo con lo expuesto en tu articulo y aunque hoy quede lejos es una realidad posible y a conseguir.
    Un abrazo.

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    1. Hola Águila, saludos!. Me alegra leerte por aquí.
      Bueno, pues efectivamente he estado un poco fuera de ritmo, primero porque a mediados de marzo decidí tomarme unas vacaciones con el blog coincidiendo con las fallas, y después, porque hace ahora un mes un camión colisionó contra mi vehículo por detrás y me fracturó una costilla. Nunca he cogido una baja, y como no me afectaba mucho para cumplir, tomé la decisión de trabajar con normalidad, pero llegaba a casa con bastantes más ganas de descansar, o estar en el sillón reposando, aunque echara un vistazo o comentara en algún foro. Lo que no me apetecía demasiado era echar horas en el blog, preparando temas o post.
      Ahora ya me encuentro bastante mejor, me queda ya poquito para recuperarme del todo (eso espero), y además dentro de poco tengo días de vacaciones, así que pegaré un nuevo empujón, aunque ya intuyo que esta temporada será más floja en cuanto a ritmo que las del blog anterior.

      Respecto al tema de esta entrada, bueno, cada día vamos entendiendo mejor que es una prioridad absoluta el tema de la conectividad de los corredores naturales de cara a la conservación a medio y largo plazo de la naturaleza en Europa, y también hay novedades y se empiezan a escuchar posibilidades de que lo del rewilding con especies extintas sea algo más que un simple sueño, no sé si estarás al tanto de la nueva disposición acerca de las reintroducciones de especies extintas, incluso en tiempos históricos, o de la nueva propuesta de Red Natura Salvaje, que nos ha dejado a muchos apasionados boquiabiertos, aunque muy escépticos ante tan ambiciosas propuestas para nuestro país.
      En fin, poco a poco.
      A mí me gusta decir que un rewilding total pertenece a un tiempo que no es nuestro, es decir, que nosotros no veremos en plenitud, pero estoy completamente convencido que sí sera de nuestros nietos o bisnietos.
      Ahora bien, estoy seguro también de que de algunas cosas, muy interesantes, vamos a ser testigos en el plazo de no muchos años, ya lo verás.
      Un abrazo para ti también.

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  3. É verdade, ontem visitei o parque nacional peneda-geres, e este seria um dos sítios de eleição de ursos! Aqui em Portugal dizem que é impossível voltarmos a ter ursos, mas é possível e os nossos montes precisam deles bem como outros herbívoros! Estas encostas no vale do Geres estão cobertas por uma densa floresta e matos impenetráveis , que só não são mais densas pela presença regular de garranos que contribuem para a riqueza da flora e também de insectos nos seus excrementos. Este lugar deveria ter ursos, veados, cabras-monteses, cavalo-ibérico, urogallo, perdiz cinzenta, Aguia real, conejo, e muitos mais! Saludos

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    1. Hola Rui!, me alegra leerte de nuevo.

      Estoy totalmente de acuerdo contigo. La palabra imposible, en estos casos, carece de cualquier sentido con un poco de voluntad y amplitud de miras.
      El oso pardo empieza a dejarse ver por Galicia de forma más regular, debido sobre todo al gran trabajo efectuado por el FAPAS durante treinta años en el núcleo occidental de la Cordillera Cantábrica. No hace falta mucha imaginación para advertir que, a no mucho tardar, y si poco a poco el oso se va asentando en zonas propicias de Lugo y Ourense, antes o después asomará a sus antiguos dominios de Peneda-Geres.
      El Parque Nacional portugués por excelencia debería ser, como expones, máximo referente al respecto de la recuperación de la fauna extinta, que en este caso supone un claro referente del ámbito eurosiberiano, con especies como el urogallo, la perdiz pardilla, el rebeco o el lince boreal, además de contar con todos esos componentes más adaptables a otros ámbitos, como el oso pardo, el ciervo, caballos salvajes, cabras ibéricas, y en general, todos los componentes que no hace tanto poblaron la zona.
      Un mínimo acondicionamiento de la zona, recreando hábitat favorable para el asentamiento del oso, haría perfectamente viable su retorno. Ya vemos que su coexistencia con el humano en la Cordillera Cantábrica queda muy lejos de la conflictividad, actuando más bien como un indicador potencial de la calidad ambiental del entorno y como generador de revitalización del territorio, sobre todo en el sentido de atracción turística sostenible.

      Saludos!.

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    2. Ojo, que no se me mal interprete, cuando hablo de las especies eurosiberianas me refiero a que habitaron el entorno en un pasado bastante reciente, no a que lo hagan en el presente...todavía. ;-).

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