Como
ya les avancé, seguimos profundizando en el concepto “rewilding” aplicado a Europa, centrando especialmente la cuestión
en el ámbito de España, que es el más de cerca toca a quien les escribe, aunque
las líneas maestras bien deberían ser aplicadas al marco global del continente,
si es que se quiere alcanzar el objetivo final.
La
estrategia principal se centra, pues, en las áreas protegidas y los grandes
conectores naturales europeos, a través de corredores biológicos, sabedores de la importancia del tema, para
nuestro futuro y el de quienes han de venir.
La
Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la
Flora y Fauna Silvestres expone:
En las sociedades altamente
industrializadas de nuestro tiempo se ha extendido, desde hace ya algunos años,
la preocupación de los ciudadanos y de los poderes públicos por los problemas
relativos a la conservación de la naturaleza. El agotamiento de los recursos
naturales a causa de su explotación económica incontrolada, la desaparición en
ocasiones irreversible de gran cantidad de especies de la flora y la fauna y la
degradación de aquellos espacios naturales poco alterados hasta el momento por
la acción del hombre han motivado que lo que en su día fue motivo de inquietud
solamente para la comunidad científica y minorías socialmente avanzadas se
convierta hoy en uno de los retos más acuciantes. Superados históricamente los
criterios que preconizaron un proceso de industrialización, la necesidad de
asegurar una digna calidad de vida para todos los ciudadanos obliga a admitir
que la política de conservación de la naturaleza es uno de los grandes
cometidos públicos de nuestra época.
Nuestra Constitución ha plasmado
en su artículo 45 tales principios y exigencias.
Tras reconocer que todos tienen
el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la
persona, así como el deber de conservarlo, exige a los poderes públicos que
velen por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin
de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio
ambiente, apoyándose para ello en la indispensable solidaridad colectiva.
La aparición de los Planes de
Ordenación de los Recursos Naturales y de las Directrices para la Ordenación de
los Recursos Naturales, significa la aparición de una nueva política
conservacionista no reducida a los concretos enclaves considerados espacios
naturales protegidos.
La utilización ordenada de los
recursos, garantizando el aprovechamiento sostenido de las especies y de los
ecosistemas, su restauración y mejora.
Las Administraciones competentes
garantizarán que la gestión de los recursos naturales se produzca con los
mayores beneficios para las generaciones actuales, sin merma de su
potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las
generaciones futuras.
Corredor Norte Ibérico. |
TÍTULO
III- De la protección de los espacios naturales:
Capítulo I
1. La utilización del suelo con
fines agrícolas, forestales y ganaderos deberá orientarse al mantenimiento del
potencial biológico y capacidad productiva del mismo, con respeto a los
ecosistemas del entorno.
2. La acción de las
Administraciones Públicas en materia forestal se orientará a lograr la
protección, restauración, mejora y ordenado aprovechamiento de los montes,
cualquiera que sea su titularidad, y su gestión técnica deberá ser acorde con
sus características legales, ecológicas, forestales y socioeconómicas,
prevaleciendo en todo caso el interés público sobre el privado.
3. La planificación hidrológica
deberá prever en cada cuenca hidrográfica las necesidades y requisitos para la
conservación y restauración de los espacios naturales en ella existentes y en
particular de las zonas húmedas.
Capítulo II
1. Aquellos espacios del
territorio nacional, incluidas las aguas continentales, y los espacios
marítimos sujetos a la jurisdicción nacional, incluidas la zona económica
exclusiva y la plataforma continental, que contengan elementos y sistemas
naturales de especial interés o valores naturales sobresalientes, podrán ser
declarados protegidos de acuerdo con lo regulado en esta Ley.
2. La protección de estos
espacios podrá obedecer, entre otras, a las siguientes finalidades:
a) Constituir una red
representativa de los principales ecosistemas y regiones naturales existentes
en el territorio nacional.
b) Proteger aquellas áreas y
elementos naturales que ofrezcan un interés singular desde el punto de vista
científico, cultural, educativo, estético, paisajístico y recreativo.
c) Contribuir a la supervivencia
de comunidades o especies necesitadas de protección, mediante la conservación
de sus hábitats.
d) Colaborar en programas
internacionales de conservación de espacios naturales y de vida silvestre, de
los que España sea parte.
3. La declaración de un espacio
como protegido lleva aparejada la de utilidad pública, a efectos expropiatorios
de los bienes y derechos afectados, y la facultad de la Administración
competente para el ejercicio de los derechos de tanteo y retracto, en las transmisiones
onerosas intervivos de terrenos situados en el interior del mismo.
Corredor Oeste Ibérico. |
Entre los objetivos de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales figura el siguiente:
Señalar los regímenes de
protección que procedan.
Existen,
pues, una serie de categorías de protección, que quedan catalogadas bajo cuatro
modelos:
a) Parques.
b) Reservas
Naturales,
c) Monumentos
Naturales.
d) Paisajes
Protegidos.
Dentro
de ellos encontramos una serie de denominaciones que, bajo mayor o menor grado
de protección, encuadran el conjunto global de áreas de prioridad en cuanto a
conservación en nuestro país: Parques Nacionales, Parques Naturales, Reservas
Integrales, Parques Regionales, Parques Periurbanos, Parajes Naturales,
Monumentos Naturales o Zonas de Especial protección para las Aves (ZEPAS)...
De
entre todos ellos, evidentemente, como veíamos en el capítulo anterior de esta
serie, la figura de Parque Nacional representa el escalón más alto, el icono de
salvaguarda y conservación de espacios naturales en España.
Sin
embargo, las
Reservas Integrales, escasas, pero necesarias, suponen a mi modo de ver el
escalón más alto, el peldaño supremo de la protección y conservación del entorno,
siendo figuras muy restrictivas y poco permisivas, incluso con el acceso al
público, que suele estar limitado en estas zonas a un cupo determinado de
personas al día.
Algo
que debería contemplarse también para determinadas áreas-santuario dentro de los Parques
Nacionales.
Faltarían,
además, una serie de territorios destinados al provecho cinegético, como las
Reservas Nacionales/Regionales de Caza o los Cotos Nacionales de Caza, algunos
de las cuales, por su alto valor medioambiental, han quedado incluidos en otras
figuras de protección mayor, desestimándose en ciertos casos su continuidad,
prolongándose la misma en otros.
Estas
reservas de caza fueron creadas durante
la década de los cincuenta y la de los sesenta del siglo XX. Su finalidad,
ésta, que algo más tarde recogió el B.O.E. encontrándose aún vigente:
“Las especiales circunstancias,
de orden físico y biológico, que concurren en determinadas comarcas españolas
las señalan como núcleos de excepcionales posibilidades cinegéticas, cuya
protección, complementada con las adecuadas medidas de conservación y fomento,
podría garantizar la difícil pervivencia de especies tan características de la
fauna ibérica como son la cabra montés, el rebeco, el corzo, el oso, el
urogallo y otras.
Estas consideraciones de orden
cinegético, unidas a los reconocidos valores agrestes de las comarcas que se
pretende proteger, son, de por sí, lo suficientemente importantes para ocupar
la atención especial del Estado, constituyendo en ellas las denominadas
Reservas Nacionales de Caza. En estas Reservas, previa la protección y cuidados
necesarios, una vez que se consigan alcanzar niveles de densidad cinegética
biológicamente adecuados, será llegado el momento de ordenar el aprovechamiento
de esta riqueza, procurando dirigir hacia las comarcas afectadas una intensa
corriente dineraria que permita mejorar sustancialmente sus condiciones
económicas y sociales, con evidente beneficio de todos los intereses afectados.
Con la creación de estas Reservas
se inicia en España un importante programa de protección y conservación de su
fauna más selecta, mediante el cual será posible asegurar la utilización
racional de estos recursos, contribuyendo así a promover la máxima satisfacción
social, económica y recreativa que la Naturaleza y los seres que la pueblan
puedan proporcionar a una comunidad.”
Corredor Centro Ibérico. |
Bien,
atendiendo a este marco a nivel nacional, siempre orientado a la salvaguarda
del patrimonio natural para las generaciones futuras, se plantean varias
cuestiones a tratar.
Éstas,
entran ya en el plano más subjetivo, claro está, pero siempre, tomando como
referencia la objetividad de lo anteriormente expuesto.
En
mi opinión, el conservacionismo, y toda la Sociedad en general, debemos tratar
el conjunto global, dirigir nuestra atención a un mantenimiento efectivo de la
naturaleza, en muchos ámbitos, ahora bien, debemos contar también con nosotros
mismos, con los humanos, ser también tremendamente realistas, pisar tierra firme,
y saber cuál es la situación actual, para, desde planteamientos asumibles,
seguir avanzando a través de puentes que nos lleven a un futuro más sostenible.
Y
es que, lo que desde el realismo no se puede asumir, son ciertas ideas de
purismo integral o radical aplicadas a todo el territorio de una nación.
Es
imposible atar de pies y manos al ser humano, es imposible y sería abominable
pensar en la erradicación del 90% de la población y pedirle al resto que
volviera a un estilo de vida como el del Paleolítico, en pequeñas familias a
modo de "elegidos" que afectasen menos a la naturaleza. En
definitiva, es imposible pedirle al ser humano que deje de ser lo que es.
A
partir de aquí, lo que sí observamos es una tendencia de la humanidad, al menos
en los países desarrollados, a la agrupación en grandes urbes.
Éste ya es un primer paso para que otro porcentaje bastante importante de
tierras haya quedado con menor presencia humana. Ahora bien, el conjunto de la
población, sigue necesitando del medio natural para su sustento, progreso, y ¡ojo!,
¡disfrute del mismo!
Yo
desde luego entiendo esa protección como algo digno de admiración y disfrute,
sirviendo para una causa mayor, la de ir fomentando un todo más amplio que
seguir disfrutando in situ, nosotros,
y las generaciones venideras.
Corredor Este Ibérico. |
Eso
sí, cuando hablamos de gestión y sostenibilidad hablamos de muy diversas
posibilidades, y en el caso concreto de las áreas de máxima protección y
catalogación, deben centrarse en la conservación y recuperación absoluta más
que en ningún otro espacio, para devolver una plenitud al medio que las haga
realmente atractivas y únicas, no sólo como núcleos generadores de riqueza
natural, sino como vía para la rentabilidad que pueda suponer su visita,
disfrute y reconocimiento, a través de unos muy limitados usos.
En
base a todo ello, el primer paso es, pues, el delimitar las tres categorías de
protección que van a permitir la puesta en marcha del “rewilding” moderado, entendiendo como tal aquel que devuelve al
mayor número de especies posibles de forma libre a la naturaleza.
En
primera instancia, consecuentemente, se debe llevar a todos los componentes actuales de
la fauna ibérica, según hábitat, a esas zonas de mayor protección y
representatividad.
Téngase
en cuenta que la estrategia de proteger espacios naturales, o las mismas
especies, no resulta ni de lejos igual de efectiva para todas ellas.
Para
muchas aves, por ejemplo, las barreras son fácilmente superables, dándose el
caso de una expansión considerable a partir de su protección y la de espacios
más o menos aislados o lejanos, a los que pueden llegar sin demasiadas dificultades,
superando nuestras barreras por el aire.
En
el caso de los mamíferos el elenco de agraciados se reduce de manera muy
considerable, siendo para algunos de ellos prácticamente imposible.
Las
tres categorías fundamentales para empezar esta reconquista del territorio “salvaje”,
regenerando así el correcto funcionamiento del medio, de la forma más natural
posible, serían los Parques Nacionales, Las Reservas-CotosNacionales/Regionales de Caza, y las Reservas Integrales.
En
ellas, y como condición indispensable, el retorno del mayor número de
componentes faunísticos, en especial, el de los controladores o reguladores;
los grandes predadores.
El
grado más alto de protección, a las Reservas Integrales, entornos que no
necesariamente deben ocupar una extensión grandiosa, sino más bien una mayor
proliferación a lo largo del territorio, como pequeños núcleos intocables, de
excelente calidad medioambiental, trabajados por los técnicos, científicos e
investigadores, con algún cupo de visitas guiadas, al estilo ya existente en
Muniellos (5.500 has.), en Asturias, o
por citar otro ejemplo, la Sierra do Invernaderio (5.700 has), en Ourense.
Éstas
servirían como refugio inexpugnable a la fauna, a la par que generarían
excedentes que fueran saliendo a territorios contiguos, con el fin de ir
dispersándose, aun en menor número y bajo otras condiciones de gestión, pero
siempre con la finalidad de alcanzar otras áreas de protección extrema,
intercomunicando poblaciones.
En
un peldaño inferior, pero todavía dentro de la más alta protección, los Parques
Nacionales, con usos muy limitados.
La
categoría de Parque Nacional debería quedar pues muy cerca de Reserva Integral.
Los Parques Nacionales son, o deberían ser, las figuras de máxima protección de
áreas mucho más extensas, sumamente
especiales por su valor natural, paisajístico, y representativo de los
distintos ecosistemas nacionales, y de sus especies.
Por
lo tanto, de entrada, su gestión tiene que ir en primerísima instancia
orientada a recuperar, una vez más, el funcionamiento correcto de los mismos, a
través de la restauración de TODAS las especies que los habitaron, al menos
hasta tiempos relativamente recientes (miles de años como mínimo) cumpliendo
con la pirámide ecológica y con la cadena trófica. Y para ello, equipos
multidisciplinares de científicos de este país, que los hay, y muy buenos,
puestos de inmediato en nómina a trabajar sin descanso a tal efecto, primero a
reintroducir y restaurar, después a controlar el hábitat.
No
hay Parque Nacional que valga si no existe todo el elenco de especies representativas
del hábitat.
Reserva Nacional de Caza de Els Ports de Besseit (Tarragona). |
A
su vez, y al igual que las Reservas Integrales, los parques nacionales sirven o
deberían servir para funcionar como núcleos poblacionales garantes y
generadores de poblaciones sanas, óptimas, estables, de las especies más
representativas y amenazadas.
De este modo, y a través de corredores que
podrían quedar bajo otro tipo de figura legislativa o de gestión, se
intercomunicarían distintos parques nacionales, y también reservas-cotos
nacionales-regionales de caza, parques naturales, y áreas privadas y comunales
o municipales, creando una red de sostenibilidad en el tiempo para el medio
salvaje que favorezca siempre un fluir de las especies en términos que
garanticen la supervivencia de las mismas.
Ir
restaurando la naturaleza en medios humanizados, de eso se trata.
Pero
ir restaurando la naturaleza no es contrario ni opuesto a "humanos" o
"antrópico", no puede ni debe entenderse como sustitución,
aniquilación, expulsión del pérfido humano del paraíso virginal.
La
idea, el avance, la tendencia, el objetivo, debe ser el buscar la
compatibilidad del hombre con un medio natural adecuado a sus necesidades, pero
sostenible en el tiempo con la mayor parte de su grandeza.
¿Qué
se podría hacer entonces en un Parque Nacional?.
Ya
está dicho, principal y fundamentalmente, conservar, proteger, mantener para
hoy y para el futuro el legado natural de una nación, ni más ni menos. Por
supuesto, este legado no puede quedar cerrado a los habitantes, pero hay formas
y formas de poder disfrutarlos.
Visitas
guiadas y controladas, sin ningún género de duda. No necesariamente en
vehículo. Rutas de senderismo, e incluso pernoctación en campamentos,
regulados, controlados, con cupos, con guía o guarda supervisor y organizador
de la estancia.
Todo ello sería tan poco nocivo con el medio como efectivo a la hora
de asegurar la conservación e incluso aumentar la demanda de visita de espacios
mucho más salvajes y cautivadores, al estilo de los parques africanos,
generando puestos de empleo en el mismo interior del parque. También rutas
ecuestres, de poco impacto, un recurso más a gestionar en el interior.
Corredor Sur ibérico. |
Dependiendo
del tamaño del parque, podrían habilitarse zonas de tránsito libre al
público y otras cerradas que deberían llevar siempre guía o guardería.
Y de cualquier modo, prohibición
total de ganadería en el interior de los mismos, para evitar daños a las
especies reintroducidas o depredadoras. Sólo permitir gestión ganadera en caso
de adecuarse a las necesidades de restauración de la fauna extinta, es decir,
si se asume la cría y cierta explotación de razas ancestrales o recreadas de
caballos, toros y asnos salvajes, o domésticos, pero que formarían parte de la cadena, y por tanto, serían siempre presa de depredadores en mayor
o menor medida.
Algo
que considero fundamental para una mejor aceptación de los parques en sus
territorios, es la formación y contratación de las gentes del lugar para que
sirvan de guardas y guías en los mismos.
Normalmente
los Parques Nacionales suelen quedar encuadrados o rodeados de áreas de igual o
casi igual valor medioambiental, en la mayor parte de casos declaradas como
Parque Natural.
Bien,
en estas zonas periféricas, y siempre con regulación y orden, se debe ampliar
la permisividad de provecho, para beneficio de las poblaciones y las empresas
de ecoturismo o relacionadas con el medio, así como también de los hoteles,
hostales, albergues, etc., donde la inmensa mayoría del púbico pernoctaría y encontraría una amplia oferta de recreo,
siempre potenciando actividades respetuosas con un uso y provecho sostenible
del medio.
En
realidad, muchos de los pasos ya se contemplan y aplican, otros no, y en esos,
es en los que hay que incidir.
Por
ahí podrían empezar a tener sentido los Parques Nacionales.
Y
es que a menudo escuchamos que muchos parques nacionales, no son
“rentables”…¿Acaso su objetivo o función es esa?, o dicho de otro modo,
Rentabilidad...¿Acaso no es rentabilidad suficiente el conservar las maravillas
naturales, el patrimonio natural, la muestra viva de la evolución sobre la
tierra, para admiración y contemplación de las futuras generaciones?
Ya
no es cuestión de rentabilidad, es cuestión de decencia y responsabilidad, de
moral y ética para con nuestro futuro. Es cuestión de OBLIGACIÓN en un país
moderno y avanzado que se precie de serlo.
La
rentabilidad económica, a través de actividades y usos, debe venir de la mano
de las áreas periféricas, encuadradas en categorías menores, que se benefician
de albergar estos espacios intocables de altísimo valor, y garantes de
suministro de vida salvaje al resto de zonas.
Provecho del Ecoturismo en el Parc Natural de l'Albufera (Valencia). |
A las Reservas Integrales y a los Parques Nacionales, deberían sumarse las Reservas y Cotos
Nacionales/Regionales de Caza, como territorios de recuperación total de las especies.
En estos últimos, evidentemente, se daría ya un
distinto grado de gestión y provecho, encaminado a su función y actividad
cinegética, pero eso sí, siendo también considerados como áreas clave, puntos estratégicos
donde recuperar a todas las especies que cumplan con el correcto funcionamiento
de la pirámide ecológica, aun cuando, llegado el momento, si las especies
amenazadas se hubieran recuperado de forma bien constatada y contrastada,
pudieran pasar a formar parte del listado cinegético.
Estas
tres categorías de alta protección, restauración y conservación, serían las fuentes que facilitarían la presencia constante a otras áreas menores, que en distintos
grados llegarían a superar incluso las grandes zonas industriales o
periurbanas, a través de corredores ecológicos, del mismo modo que todas las
infraestructuras existentes en el país deben llegar a contar, en zonas
estratégicas, con sus correspondientes pasillos para la fauna, bien sea
subterráneos o elevados.
De
este modo nos encontraríamos ante el mayor reto de conservación para las
generaciones futuras, la creación, a través de distintas áreas con variados
grados de protección, usos y provechos, de una serie de corredores naturales
que interconectarían no sólo nuestra nación, sino Europa entera.
Algo
que, por otro lado, ya se proyecta para el futuro, de hecho existe un
interesante proyecto a nivel europeo que incluso tiene ya aprobado su plan
estratégico, y que es conocido como El
Gran Conector de Los Alpes al Cantábrico.
Abundando
en ello, y no sólo aplicado al corredor norte, el resto de la Península debe quedar también conectado, como un todo, siempre a través de distintas áreas de
niveles de protección y gestión.
Y
para ser honesto, y no volcarlo todo a la crítica constante, cabe admitir que
no se ha hecho un mal trabajo durante los años de Democracia que llevamos
vividos, ni muchísimo menos, y eso, creo que también es de justicia señalarlo,
no siempre tenemos que ver sólo lo malo.
Eso
sí, con la experiencia del paso de los años, hay que mejorarlos,
interconectarlos, y seguir avanzando en sostenibilidad y viabilidad.
Creo,
sinceramente, que cualquier persona que no conozca la situación de nuestro país
en cuanto a estos temas quedará un tanto sorprendida de la enorme cantidad de
espacios calificados bajo algún tipo de regulación y protección, y eso sin
contar que existe un sinfín de otros menores.
El
problema es que falta extraerles el provecho que de ellos se espera, la rentabilidad
máxima, pero referida en este caso a la verdadera conservación de la
Naturaleza.
Por
eso me ha parecido interesante que fuéramos viendo unas imágenes globales, de
lo que serían los grandes corredores ibéricos, en los que habría que trabajar
para terminar de unir las distintas áreas, con el fin de optimizar esa
conservación efectiva, que garantice también el legado histórico y cultural.
De
tal modo que el Gran Conector Ibérico, unido al resto de Europa por el Pirineo,
quedaría más o menos así:
Gran Conector Ibérico. |
Porque,
por mucho empeño que pongamos, la conservación de espacios y especies
amenazadas no se va a lograr en pequeños núcleos aislados. Las comunidades
naturales, las especies faunísticas, necesitan de una interconexión poblacional
que garantice verdaderamente su viabilidad a medio y largo plazo, y no gastos
desorbitados de ingentes cantidades monetarias, que tratan de conservar a las
especies amenazadas en áreas aisladas, bolsas endogámicas que son pan para hoy
y hambre para mañana, puesto que es una estrategia de salvación limitada al
corto plazo.
Las
especies requieren de unas condiciones mucho más amplias para su expansión y mantenimiento en el
tiempo, con vistas a su sostenibilidad de cara al futuro.
Crédito de imágenes:
Todas las imágenes de esta entrada son de Miguel Llabata.
Saludos Slyvanus
ResponderEliminarEl gran conector Iberico tendría que ser una realidad proyectada, donde las carrteras y autovias que las cruzarán, tendrian que tener sus pasos para la fauna o mejor aún, en tramos ser ellas mismas el paso elevado sobre el terreno.
Puede ser una realidad mejor realizada, viable y más economica, que las acostumbradas intervenciones políticas siempre agresivas, faltas de acierto y derrochadoras en caros proyectos no siempre entendibles ni duraderos.
Aquí debería venir un comentario de Adrián Rodríguez, del blog Yurakuna.
ResponderEliminarAprovecho antes de nada para enviarte un gran saludo, Adrián.
No sé si sabrás que en este espacio, y debido a la indefinida nueva L.P.I., no cuelgo ya enlaces.
De todos modos tu comentario no va a quedar silenciado, ni mucho menos.
Adrián nos dice:
"Creo que este pequeño artículo que escribí, mucho menos optimista, trata de algo parecido"...
Podéis visitarlo en su blog, Yurakuna, y lleva por título "Por favor, dejen que me marche".
Por cierto, un gran artículo, aunque hay algo que no comparto; una ardilla podía atravesar Hispania, del Pirineo a Gibraltar, y casi, casi, aún hoy podría hacerlo, bajando por la cordillera Costero Catalana, los montes del Sistema Ibérico Meridional, Sierras Alicantinas, Murcianas y Andaluzas...,;-)
Gracias una vez más por participar, Adrián. Un abrazo.