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jueves, 5 de febrero de 2015

PROBOSCÍDEOS.






Como hemos ido viendo en entradas anteriores los proboscídeos estuvieron bien presentes a lo largo del Cuaternario en Europa, con al menos cuatro especies; el mamut meridional, el mamut de estepa, el mamut lanudo y el elefante de colmillos rectos.
El mamut meridional (Mammuthus meridionalis) fue un elefántido bastante adaptable que ganó la partida a otras formas anteriores, consiguiendo sacar provecho de las condiciones cambiantes del tránsito Plio-Pleistocénico y prolongando así su existencia durante más de dos millones de años.
Su ocaso llegó en el momento en que dos nuevas formas llegaron al continente para especializarse en los dos tipos de hábitat principales que iban generando los ciclos glaciares e interglaciares.
De este modo, y desde hace aproximadamente un millón de años, su probable descendiente Mammuthus trogontherii (el mamut de la estepa) evolucionado en tierras norteñas, resultó mejor preparado para habitar los espacios abiertos, más fríos y secos, mientras que un nuevo componente llegado desde Oriente Próximo, el elefante de colmillos rectos (Elephas antiquus), evolucionado desde el Elephas recki que salió tiempo atrás de África, llegó para disputarle el nicho en tiempos interglaciares.
Pasados cuatrocientos mil años, el mamut de la estepa había evolucionado lo suficiente como para dar paso a una de las especies más conocidas y relevantes del pasado pleistocénico; el mamut lanudo (Mammuthus primigenius).


Dos son, pues, las especies que van a quedar dentro del espacio temporal que es objeto de atención a la hora de tomar por modelo aquellos posibles componentes o candidatos a un futuro rewilding en Europa.

El elefante de colmillos rectos (Elephas antiquus), fue un elefántido de mayor tamaño que los actuales, cercano a los cuatro metros de altura en la cruz.
Durante un tiempo la paleontología consideró a este proboscídeo en la línea evolutiva del elefante africano (Loxodonta africana), bajo la denominación de paleoloxodon, o “antiguo dientes torcidos”, sin embargo en las últimas décadas parece haberse comprobado que en realidad estaba estrechamente emparentado con el elefante asiático actual, al que se asemejaba mucho, aunque con más envergadura.
De hecho se piensa que ambos comparten muchas semejanzas, fruto de una línea evolutiva común y hasta cierto punto, bastante reciente, de modo que ambos serían descendientes de Elephas recki, un enorme elefante, del género Elephas, que vivió en África durante el Plioceno y que a finales de dicho período salió del continente africano generando dos nuevas especies, en Próximo oriente Elephas antiquus, y en Asia Meridional Elephas maximus.
El elefante de colmillos rectos habitó casi toda la Europa interglaciar desde la Península Ibérica, Gran Bretaña y Dinamarca, hasta Rusia, y probablemente como subespecie (Elephas antiquus naumanni) o evolucionado a un nuevo tipo (Elephas naumanni), llegó hasta Japón.

Elefante de colmillos rectos (Elephas antiquus).

Este gran elefante, en el que destacaban sus largas y poderosas defensas que se han encontrado con abundancia en diversos yacimientos arqueológicos de España, debió tener su hábitat principal en los ecosistemas de sabanas europeas, aunque, como sucede hoy con los elefantes africanos o asiáticos, podría aprovechar cualquier nicho que presentara un sustrato arbustivo suficiente, desde las mismas sabanas hasta los bosques templados donde podía encontrar claros en los que se alimentaría fundamentalmente de hierba, sin desdeñar cortezas, raíces, hojas de tallos y árboles, juncos y arbustos.
El elefante de colmillos rectos, pese a ser una especie interglaciar, tuvo que estar bien adaptado a los rigores del invierno europeo, que en ocasiones serían incluso más pronunciados que en el presente, de tal modo que logró sobrevivir hasta bien entrado el período glaciar del Würm en zonas meridionales del continente.
Si en el centro de Europa desaparece del registro hace unos 80.000 años, en el sur aguantó más que en ningún otro sitio por ser menor y más tardío el impacto de la glaciación.
En la Península Ibérica, por ejemplo, se han datado las últimas evidencias conocidas de su presencia en el continente, que en España han sido encontradas en fases auriñacienses de los yacimientos de El Castillo y Cueva de la Silluca (+/- 40/38.000 B.P.), mientras que en Portugal aún se han podido encontrar en el yacimiento de Foz de Exanrrique con restos datados hace 34.000 años.

El espacio que iba dejando vacío el elefante de colmillos rectos conforme avanzó la última glaciación, fue ocupado poco a poco por el último proboscídeo que habitó la Península Ibérica; el mamut lanudo (Mammuthus primigenius).
Este lejano pariente de los elefantes actuales (especialmente del asiático), pertenecía sin embargo a un género distinto, mammuthus, que apareció sobre la tierra hace unos 4'8 millones de años.
El lanudo era a la Europa fría glaciar y el Asia centro-septentrional, lo que el elefante africano al Continente Negro. Una especie herbívora que ocupaba principalmente los espacios abiertos de la tundra o la estepa, si bien en ocasiones, especialmente durante el crudo invierno, sobrevivía a base de cortezas y hojas de coníferas.

Mamut lanudo (Mammuthus primigenius).

Mucho se ha hablado acerca de la condición migratoria de estos animales, sin embargo estudios recientes en Siberia parecen demostrar que los mamuts apenan se movieron alrededor de 700 kms. de diámetro durante los meses más duros del año. Es posible que, como sucede en África, estos procesos migratorios tuvieran más que ver con rutas ancestrales conocidas que eran usadas en momentos puntuales de necesidad.
De cualquier modo, el mamut lanudo alcanzó la Península apenas iniciada la glaciación de Würm, seguramente porque su amplio espectro en cuanto a nicho ecológico le permitió explotar al máximo las mínimas condiciones requeridas, un hábitat algo frío y seco, que por aquel entonces comenzaba a asentarse en la zona septentrional ibérica.
Cabe destacar que durante muchos milenios pudo ser coetáneo del elefante de colmillos rectos, a quien seguramente fue desplazando en un proceso competitivo por recursos similares.
Sin embargo la presencia del mamut lanudo al sur del Sistema Central Ibérico resultó testimonial, con apenas algún fósil encontrado durante los momentos álgidos de frío del pleniglacial cerca de Sierra Nevada (Granada).
Por otro lado, y pese a la latitud meridional de nuestra península, resulta sorprendente la supervivencia residual de poblaciones aisladas de este proboscídeo en niveles del Magdaleniense Medio, como los restos datados hace 14.000 años en Portugal, o los encontrados en Cueva de las Caldas (Asturias) y en la Cueva de El Castillo (Cantabria), que según algunos autores oscilan incluso en fechas que se adentran ya en el Holoceno inicial (12.000/10.000 B.P.).
Contemplado durante décadas como símbolo de la gran fauna pleistocénica, el mamut lanudo existió en zonas de Siberia hasta el Temprano Holoceno, e incluso una relicta población consiguió sobrevivir en la Isla de Wrangel hasta hace tan sólo 3.700 años.


Estos dos gigantes supieron resistir perfectamente durante otras fases tan adversas como en las que desaparecieron para siempre, bien refugiados bajo mínimos en sus enclaves propicios, sin embrago, y como ya hemos visto, en esta ocasión no fueron capaces de conseguirlo.
Ambas extinciones van íntimamente ligadas a la llegada e impacto del humano moderno a esos enclaves refugio, en momentos en los que su supervivencia, a nivel de especie, pendía de un hilo.








Crédito de imágenes:

Foto 1: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
Foto 2: Miguel Llabata.
Foto 3: Imagen libre de derechos de Wikimedia Commons.
 

3 comentarios:

  1. Magnifico articulo. Me a sorprendido que el mamut lanudo llegase tan al sur, si fue capaz de adentrarse tanto y desplazar al elefante de colmillos rectos supongo que se tuvo que adaptar a un clima mas templado que en el norte, adaptandose a un ecosistema mas o menos boscoso de arboles caducifolios, lo cual no seria descartable en el caso de que estuviesemos hablando de verdaderas poblaciones sureñas. Es posible que el mamut fuese una especie mas adaptable de lo que aparenta, incluso podria tratarse de alguna subespecie iberica descendiente de los animales llegados del norte, quien sabe....Yo desde luego no lo descartaria. Me a parecido un articulo bastante bueno, pero creo que aun faltan mas especies de proboscideos europeos, y me estoy refiriendo a esas especies enanas de las islas del Mediterraneo (Malta, Sicilia, Creta, Chipre, etc..) ya que podrian ser los ultimos descendientes de los elefantes de periodos interglaciares. Aunque mas bien creo que eso daria para un capitulo aparte ya que junto a los elefantes isleños, el resto de fauna de las islas es asombroso. Un saludo

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    1. Hola anónimo. Claro, supongo que este es el riesgo de un blog con múltiples entradas o artículos, que se leen unos y otros no... Estos capítulos de fauna, referidos a la serie de Europa, se encuadran dentro de una sección, que a su vez está dentro del blog. La serie lleva por título Mundo Rewilding, y estos capítulos pertenecen a Europa. Por no estar repitiendo el encabezado en cada una de las especies que veremos, simplemente pongo título de familia, grupo, o el animal concreto, etc. Como ya expuse en la entrada de presentación de la sección Mundo Rewilding, la última serie de la sección tratará sobre Grandes Islas, y en ellas, por su fauna peculiar, distinta a la continental por aislamiento durante grandes períodos, estarán incluidas en su capítulo correspondiente las del Mediterráneo, que no sólo tienen elefantes, sino hipopótamos enanos, etc.
      En Europa sólo trato los territorios continentales, incluyendo las Islas Británicas, que formaron parte del mismo durante los glaciares y buena parte de los interglaciares, con representación de la misma fauna que en el continente.
      Así que no te preocupes, que no me he olvidado de esos elefantes, ni de los hipopótamos enanos, ni los megaloceros, cérvidos, cuones-cynotherium, ni de los myotragus... todos ellos de las islas mediterréneas. Los veremos en su momento.

      (Sigo en otro comentario hablando ya del tema del mamut, que no cabe todo en uno)

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    2. Respecto al Mamut, debes tener en cuenta que esa supuesta competitividad es algo más imaginado que verídico, aunque no descartable. El mamut lanudo se ha documentado en la Península ibérica desde los inicios de la glaciación de Würm, e incluso mucho antes, hace 150.000 años, del mismo modo que el elefante de colmillos rectos está presente en el norte de España hace tan sólo 43.000 años y en el centro-sur de Portugal hace 34.000, o sea, que existió un amplio período de unos 100.000 años, que se dice pronto, en el que durante ciertas etapas podrían haber llegado a compartir espacio...o no. Es algo similar al caso del rinoceronte de estepa y el rinoceronte lanudo.
      Las coexistencias no datadas en los mismos niveles pudieron no ser coexistencias, sino avances y retrocesos en tiempos bastante dilatados, que a nosotros nos parecen un suspiro cuando medidmos el tiempo por miles de años, o pueden deberse a que no tuvieron por qué vivir en los mismos tipos de hábitat.
      Fíjate que el mamut de Granada sólo está documentado en Padul, hace alrededor de 40.000 años. Granada, en ese momento de repunte del frío glacial, albergaba en Sierra Nevada un extenso glacial que creó un microecosistema a su alrededor capaz de albergar a faunas frías esteparias que pudieran haber llegado en momentos puntuales desde la meseta norte, a través de la estepa sabinar manchega de entonces, y atravesando un prehistórico Jaén que también presenta hoy en día claros indicios de influencia glaciar würmiense.
      Sin embargo, en esa tremenda adaptabilidad de la fauna temlpada europea no exclusiva de momentos álgidos pleniglaciares, y en esa gran variabilidad ambiental que a modo de pequeño continente representó la Península Ibérica, también el elefante de colmillos rectos encontró bolsas de hábitat en momentos extremos, como se ha comprobado en yacimientos del centro-sur de Portugal, Murcia, y hasta en la misma Cordillera Cantábrica durante esas fechas de alrededor de 40.000 años, y aún bastantes milenios más tarde. Unos refugios que ya había encontrado en glaciaciones anteriores, que superó como tantas otras especies "templadas".
      No debemos olvidar, además, que en Norteamérica compartieron espacio y tiempo mamuts de Columbia y mastodontes, e incluso al norte de los Estados Unidos, mamuts de Columbia y mamuts lanudos, que se piensa incluso pudieron dar origen a un típo híbrido conocido como Mamut de Jefferson.

      Podríamos decir, pues, sin riesgo a equivocarnos demasiado, que la adaptabilidad tenía un margen muy dilatado en los extremos para estas especies. Cierta fauna fría sería capaz de aprovechar unas mínimas condiciones para llegar a zonas algo propicias, mientras buena parte de la fauna templada, acostumbrada a interestadios interglaciales incluso más fríos que algunos dentro de las glaciaciones, era también capaz de poblar hábitats bastante extremos dentro del rango de adaptabilidad y supervivencia de las propias especies.

      ¡Saludos y gracias por participar!.

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