Habrán notado los lectores de Tierra Sylvana que, poco a poco, este
espacio vuelve a asumir o retomar la crítica, que tras una primera fase de
reubicación de entradas de presentación, importadas del anterior blog, irá
retornando al día a día con toda la fuerza que requiere el momento que
atravesamos, como ya les anuncié en la entrada “Amanece”, cuando comenté que “…será una tierra virtual que mirará a otra
real desde lo alto del Monte Sylvano, con ojo siempre avizor…”.
Como
ya he manifestado en otras ocasiones no soy de los que disfrutan con las entradas
denuncia, me amargan el resto día, pero pienso que es una molestia que se debe
asumir, desde el compromiso con lo que uno cree o ama.
No
quedaría tranquila mi conciencia si este disfrute de afición por la naturaleza,
convertido en pasión desde los tres años, que se encuentra entre lo más
maravilloso que he podido saborear hasta el día de hoy por mi paso en este
mundo, se redujera tan sólo a gozar lo que fue en el pasado y lo que queda en el presente, sin mirar más allá, asumiéndolo
imposible para las generaciones que vendrán.
Nada
más lejos de mi intención desde que, en 2012, tomé la firme decisión de hacer
algo al respecto, a través de lo que consideré como más a mi alcance en estos
momentos, el uso de las redes sociales, para aportar mi pequeño grano de arena.
Por
desgracia la dinámica de la vida cotidiana me aleja hoy bastante de poder
dedicar mucho tiempo a las presentaciones en este espacio o blog, resultándome
más fácil la participación rápida en otros espacios, como Foro el Lince
Ibérico.
Gritar,
alzar la voz, señalar todo aquello que impunemente se ha dejado de lado en el
reto de la conservación en nuestro país, es un deber al que, al menos yo, no
puedo sustraerme, y si con ello dejo la impresión de que no sé hacer otra cosa
que quejarme, o si a alguno pudiera parecerle que la crítica constante,
centrada en estos aspectos abandonados, no es manera de aportar, sumar, o
arrimar el hombro de forma positiva…que así sea, yo no lo creo de este modo, en
ningún caso.
El
lobo está metido de lleno en esa problemática a abordar, y no seré yo quien lo
deje de lado o pase de tapadillo.
Por
eso, para no alargar en demasía el tema, que podremos ir viendo con mayor
tranquilidad a lo largo de la existencia del blog o en cualquier otro espacio
de naturaleza de la red, voy a comenzar la entrada de hoy apuntando
directamente a la línea de flotación, al verdadero problema de esta especie en
España.
El
problema del lobo en nuestro país tiene nombre y apellidos, y estos son:
Administración, cierta ganadería en extensivo, y cierto sector del colectivo
cinegético.
Y
es que, la gestión de las administraciones en este terreno es la que es, y los
problemas y presiones a los que se enfrenta, también son los que son, pero al
menos lo que uno desearía como ciudadano es que no se le tomara por imbécil, y
que se dejara de lado el cinismo de seguir vanagloriándose de estar
protegiendo, conservando, y fomentando la supervivencia de los grandes
carnívoros en España de cara al gran público y a Europa, donde no nos cansamos
de repetir lo estupendísimos que somos al mantener estas especies, y a la que
constantemente solicitamos fondos y ayudas económicas.
Que
cada cual extraiga sus propias conclusiones y opiniones al respecto, yo desde
luego ya tengo las mías bien formadas, tras cuarenta años de seguimiento.