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miércoles, 7 de enero de 2015

NEANDERTAL: VÍCTIMA DEL PESO DEL "EVOLUCIONISMO".




Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el estudio sobre el pasado de la humanidad radica en el hecho de que normalmente se busca un sensacionalismo y exclusividad en los resultados de las investigaciones que apoyen o justifiquen el esfuerzo empleado por sus autores.
Con el paso del tiempo, terminas por acostumbrarte a ver grandes titulares que parecen conclusiones definitivas y absolutas, pero que al cabo de unos meses o años, quedan en agua de borrajas superados por nuevos planteamientos. En este sentido, no me cansaré de recordar la frase de un profesor de historia, que tuve hace ya muchos años, que insistía en hacernos comprender que si bien en matemática dos más dos suman siempre cuatro, en historia, dependiendo del momento y del autor, el resultado suele ser casi siempre muy distinto...qué decir entonces en prehistoria.

Apenas voy a detenerme pues a comentar las últimas investigaciones llevadas a cabo por un grupo de estudio internacional comandado por la Universidad de Oxford y la UNED, que han revisado ciertos yacimientos con material neandertal de España, llegando a conclusiones demasiado frágiles y con mucho afán de protagonismo, fáciles de echar por tierra por cualquiera que se pare a pensar en la cuestión como un todo de mayor complejidad.
El estudio, a partir de nuevos métodos de datación, sentencia un retraso para las fechas de supervivencia del neandertal en la Península en unos diez mil años, de +/- 30.000 B.P. a 40.000 B.P., en base a resultados positivos obtenidos en tan sólo dos de los muchos yacimientos revisados, los de Jarama (Guadalajara) y Zafarraya (Málaga), dejando entrever que los neandertales ibéricos se extinguieron antes de la llegada de los humanos modernos o sapiens, con quienes no llegarían a convivir…
No voy a dedicarles más tiempo fundamentalmente porque dejan de lado algunos estudiados por ellos mismos que no han apuntado en esa dirección, y muchísimos otros (la gran mayoría) del sur peninsular, que ni siquiera han sido revisados, y que siguen ofreciendo fechas que los determinan como los restos más recientes del hombre de neandertal, con una antigüedad entre 28.000 y 35.000 B.P.,  como los hallados en Gorham’s Cave, Vanguard Cave o Devil’s Tower en Gibraltar, L’Esquilleu en Asturias, Cova Negra en Valencia, Cueva Millán y La Ermita (Burgos) y diversos yacimientos portugueses.
Es más, no podemos dejar de lado evidencias anatómicas con caracteres híbridos, dificilísimas de rastrear en el registro fósil, y que sin embargo se están encontrando en nuestra península, lo que está poniendo de relieve, precisamente, una interpretación totalmente opuesta a las conclusiones del estudio antes mencionado. Sirvan como ejemplo los fósiles de neandertales de la Cueva de las Palomas (Murcia), datados en 40.000 B.P., que muestran sorprendentes rasgos de humanos anatómicamente modernos junto a los neandertales, que no están presentes en neandertales más antiguos, y que sugieren abiertamente el cruce con los primeros inmigrantes sapiens. Y también el famoso niño híbrido de Lagar Velho, en Lapedo (Portugal) datado en menos de 25.000 años.

Gibraltar, uno de los últimos refugios del Hombre de Neandertal.

Durante más de doscientos mil años el hombre de neandertal fue dueño y señor del continente europeo, ya que sólo en un período máximo de 15.000 años, entre 40 y 25.000 B.P., pudo compartir aquí espacio con los humanos modernos. No está de más, pues, pararnos a reflexionar que de momento, sobrevivió durante un tiempo al menos igual, si no mayor, al aceptado para nuestra propia “especie”, lo que ya de entrada, y para haberlo considerado hasta hace bien poco como “salvaje o inferior”, dice mucho en su favor.
Otro aspecto que debemos poner de relieve en este complejo entramado es que si bien los distintos estadios culturales de la prehistoria suelen ser asignados a especies según el marco temporal, esto no es del todo cierto.

Normalmente hablamos de Olduvayense, como Industria Modo 1, con todas sus subdivisiones, para relacionarlo con homínidos que vivieron en un período cronológico entre al menos 2’5 m.a. y 800.000 años, tanto en África, como en Asia y Europa, admitiendo la posibilidad de incluir alguna especie australopitecina, otras de difícil asignación genérica (Homo habilis y Homo rudolfensis) y otras claramente Homo, como ergaster y algunos derivados; ciertos tipos pro-erectus, Homo georgicus, Homo antecessor, etc.

Canto tallado Olduvayense o Modo 1.

Tomamos el Achelense como Industria Modo 2 surgida desde algunas poblaciones de Homo ergaster, en el este de África, hace 1’8/1’6 millones de años, que ya estaba presente hace 1’4 m.a. en Israel, hace 700.000 años en Oriente Medio, y hace unos 600.000, en Europa, y que fue empleada no sólo por ergaster sino por los tipos erectus característicos y por sus descendientes, Heidelbergensis, Rhodesiensis, etc.

Bifaz lanzeolado Achelense o Modo 2.

La división parece perfecta cuando la Industria Modo 3, el Musteriense, aparece casi al mismo tiempo que el hombre de neandertal, hace unos 300.000 años, con un período transicional entre 350 y 250.000, que algunos denominan Musteriense de tradición Achelense.

Punta de lanza Musteriense o Modo 3.

Y por último, la Industria más avanzada o Modo 4, que comienza con el Auriñaciense, hace unos 40/38.000 años y se prolongará hasta el Neolítico con numerosos estadios culturales como el Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense, Aziliense…todas ellas atribuibles al hombre anatómicamente moderno u Homo sapiens.

Láminas Auriñacienses o Modo 4.

De esta forma, siguiendo el modelo del Evolucionismo (que no Teoría de la Evolución) de los filósofos de la Ilustración, que atiende a la noción de progreso de las sociedades humanas desde formas organizativas inferiores hasta otras superiores a través de estadios culturales, sociales y tecnológicos bien definidos, ya tenemos un esquema ideal, que desde los tipos menos evolucionados, tanto a nivel cerebral como cultural, llegan a su cumbre con la aparición del inteligentísimo hombre moderno que termina barriendo del mapa a sus predecesores menos preparados, que incluso, está comprobado, eran caníbales (aun cuando en muchas ocasiones la extracción de la carne formara parte de un proceso ritual, y aquellas otras que en tiempos de carestía se pudo emplear como complemento alimenticio hayan sido igualmente empleadas por los sapiens hasta tiempos muy recientes…). En definitiva, una secuencia académica casi perfecta…”CASI”.
Y es que no es oro todo lo que reluce.
Para empezar, creo haber comentado ya en algún post anterior que recientes estudios sobre el cerebro niegan que un mayor tamaño de éste, o su relación al resto de la masa corporal, sean de por sí un indicativo de mayor o menor inteligencia, y que serían más bien aspectos relacionados con la interactuación de neuronas los que facilitarían esta capacidad. Pero aun con todo, si bien es cierto que australopitecos, habilis y rudolfensis, oscilaban entre 450 y 600 c.c. de capacidad craneal, ergaster, en torno a los 900 c.c. y Homo erectus entre 700 y 1.150 c.c., no lo es menos que heidelbergensis y rhodesiensis gozaban ya de capacidades incluidas dentro de parámetros humanos modernos, pues contaban entre 1.250 y 1.350 c.c., cifras que no alcanzan algunos sapiens del presente, aunque la norma entre nosotros oscila entre 1.200 y 1.450 c.c.
Sin embargo, no deja de sorprender que el Hombre de neandertal haya llegado incluso a los 1.700 c.c., con una media estimada en 1.550 c.c., mil más que nuestra máxima…

Cerebro humano.

Por otro lado, los estadios culturales no pueden ser asignados de manera taxativa a una u otra especie, ya que muchos de ellos aparecen en períodos donde esas mismas especies ya no están presentes, conviviendo junto a otras culturas más avanzadas.
Sirva como ejemplo el Achelense (atribuible a ergaster, erectus o heidelbergensis), que aún está datado hace tan sólo 125.000/70.000 años en Cys-la-Comune (Francia), en una época claramente neandertal.
Pero aún hay más. Siempre hemos asociado la llegada de una Industria Modo 4 con la aparición de Homo sapiens desde el continente africano, y sin embargo, tal y como se desprende de numerosos estudios, la aparición de tecnologías de transición entre el musteriense y otros estadios avanzados, hacia el Modo 4, véase el Chatelperroniense, Auriñaciense y el Gravetiense, se producen en Europa, y además, justo durante el espacio de convivencia entre ambos tipos humanos, neandertales y sapiens, ya que anteriormente la industria del Paleolítico, en Modo 3 o Musteriense, se dan en varias partes del Viejo Mundo, también asociadas a los humanos modernos de hace 40.000 años en África y Asia.

Tampoco existe evidencia alguna de violencia entre ambas poblaciones en nuestro territorio que justifique una supuesta extinción de los neandertales a manos de los sapiens.
Por si esto fuera poco, cada vez con más frecuencia comienzan a encontrarse evidencias en torno a los 40.000 años,  e incluso anteriores, en unas fechas y territorios en los que no está comprobada la existencia de sapiens (que no obstante no es imposible), de una concepción simbólica fuera de toda duda. 
Y no sólo me estoy refiriendo al refinamiento del Chatelperroniense neandertal, sino a la flauta en hueso de oso de las cavernas hallada en Eslovenia, con una antigüedad en torno a los 60.000/50.000 años, que ahora tratan de desprestigiar diciendo que no contiene sino agujeros de dientes de carnívoros (aun cuando se comprobó que todavía hoy producía distintos sonidos), sólo porque se descubrió asociada a materiales líticos asumidos como musterienses neandertales.
Otras posteriores sí son consideradas instrumentos, porque ya pueden atribuirse a sapiens, en Alemania, hace 40.000 años. 

Flauta paleolítica.

Pero esta complejidad simbólica neandertal, que tanto cuesta aceptar, está presente además en el culto al oso cavernario, con la disposición de sus cráneos a modo ritual en cuevas europeas, y en los enterramientos con ofrendas florales, y por si todo esto no es suficiente, en las pinturas rupestres de focas en la Cueva de Nerja (Málaga), datadas recientemente en cuarenta mil años, cuando se supone que sapiens todavía no estaba presente ni en el norte de la Península, o en diversos motivos pictóricos datados recientemente con la misma antigüedad en las cuevas del Cantábrico, cuya autoría comienza, por fin, a ser considerada neandertal con mucha prudencia.
Qué curioso que precisamente sapiens empezara a desarrollar su gran explosión cultural tras la llegada a Europa y Próximo Oriente, y tras su contacto con el hombre de neandertal, llegando a límites hasta entonces inexistentes en el resto del mundo, con su deslumbrante arte paleolítico, mueble o pictórico, ¿no les parece?, cuando menos es para detenerse a reflexionar…
A neandertal se le ha negado incluso, hasta hace bien poco, la capacidad del habla, y han tenido que ser descubrimientos extremadamente precisos y dificilísimos de obtener los que han terminado por decantar la balanza a favor de este tipo humano, al que muchos siguen resistiéndose a aceptar como al menos igual de evolucionado que nosotros.
Caigan una vez más en la cuenta de lo extremadamente difícil que es obtener ya no pruebas, sino tan sólo restos de una especie de hace cuarenta mil años, en número suficiente como para extraer conclusiones definitivas, y aun así, el empeño y la constancia han dado sus frutos, encontrándose evidencias claras de elementos corporales y pautas de concepción simbólica y artística que prueban que, si se han verificado, eran mucho más comunes de lo que nos pueda parecer.
Y es que, hilando fino, se tuvo que hallar un hueso hioides de la laringe en el yacimiento israelí de Kebara, prácticamente indistinguible de un sapiens moderno, el desarrollo de dos zonas cerebrales relacionadas con el lenguaje en cráneos neandertales de Atapuerca (áreas de Wernicke y Broca), y el mismo gen responsable del habla que en Homo sapiens, el FOXP2, entre la secuencia genética de los neandertales de El Sidrón (Asturias) de hace más de 45.000 años, para comenzar a aceptar entre la comunidad científica la evidencia de que neandertal era capaz de mantener un lenguaje similar al nuestro. ¡Y con todo aún se mantiene la prudencia diciendo que es una posibilidad!...¿Qué hace falta entonces para demostrarlo, que neandertal vuelva a la vida y podamos someterlo a interrogatorio?.
Y voy a ir más allá, llámenme atrevido si lo desean: ¿Por qué la tremenda explosión cultural de hace 45.000/35.000 años?, ¿qué ocurrió precisamente en las fechas de convivencia entre humanos modernos y neandertales para que se produjese un cambio tan drástico y significativo hasta entonces inexistente?

Hueso hioides.

No me estoy refiriendo exclusivamente a la concepción simbólica, al arte o a la industria lítica, sino que resulta cuanto menos sorprendente que pautas encaminadas hacia procesos de domesticación, como el seguimiento de determinadas especies animales, el amplio espectro alimenticio basado en piezas menores como el conejo, la recolección o el marisqueo, estuvieran ya presentes en poblaciones neandertales desde hace 150.000 años, véase Cueva del Bajondillo (Málaga), y de pronto, tras el contacto con el sapiens moderno, nos encontramos con las más tempranas evidencias del primer lobo domesticado, o dicho de otra forma, el primer perro, que aparecen en Bélgica hace 32.000 años.
Hasta no hace mucho se pensaba que los primeros indicios de la domesticación del lobo estaban datados en Cayönü (Turquía) hace nueve mil años, después se tomó nuevamente en consideración los restos de niveles zarzienses de Pelegavra (Irán), con 12.000 años de antigüedad, y ahora encontramos probada su domesticación temprana en la Cueva de Goyet (Bélgica) hace 32.000. ¿Qué nuevos descubrimientos harán tambalear la concepción actual en un futuro?
Los procesos tempranos de domesticación no surgen repentinamente en un punto del Oriente Próximo hace doce mil años, como normalmente se cree, sino que son el fruto de una tradición o pautas ancestrales.  Para algunos investigadores la verdadera revolución acontece antes de la domesticación plena de los recursos, siendo la agricultura y la ganadería parte de un proceso prehistórico muchísimo más amplio que al final desemboca en una dependencia total de los domesticados en el Neolítico, existiendo incluso claras evidencias de patrones sedentarios desde al menos fases tan tempranas como hace 17.000 años en Egipto.
Los sistemas económicos de rendimiento aplazado basados en la caza, pesca y recolección, muestran un nivel de desarrollo y complejidad comparable incluso al de los primeros productores de alimentos. Y esto debió ser así seguramente desde tiempos solutrenses y magdalenienses.
No nos resulte tan extraño, pues, que prácticas de seguimiento de especies determinadas y el amplio espectro fueran ya una pauta común entre los neandertales, y que de ellos aprendieran los sapiens, que más tarde, llevaron al extremo esta circunstancia dando origen a la domesticación en Oriente Próximo, mientras que estas novedades agrícolas-ganaderas, pese a la bonanza climática de otras zonas del mundo en que sapiens habitó  (la mayor parte de África y Asia), fueron importadas allí en milenios muy posteriores, hasta el punto de que todavía hoy en muchos de estos territorios siguen existiendo comunidades cazadoras-recolectoras.
No les escandalice tampoco que cada vez con más frecuencia aparezcan pruebas de estos indicios de un temprano proceso de seguimiento y control de las especies durante el Paleolítico Superior de Europa, como las placas y bastones perforados de La Quina, usados supuestamente como arneses de caballos, o los desgastes dentarios de incisivos en fósiles equinos del mismo yacimiento y en el de Le Placard, paleopatologías dentarias conocidas en las formas domesticas actuales, desgastes anormales que son considerados como “vicios de establo”, o las mismas representaciones paleolíticas en las que aparecen caballos portando lo que parecen arcaicos arneses, sogas, e incluso representaciones de cerramientos para el control de los équidos, así como pelajes distintos entre los componentes de la manada (incluso moteados) que sugieren un temprano proceso de “domesticación” .

Las plumas figuraron entre los ornamentos de neandertal.

En definitiva, una gran explosión cultural, tecnológica-simbólica-económica, que se gesta a partir del contacto poblacional entre sapiens y neandertales, en un período de unos 15.000 años en Europa.
Visto lo visto, ¿barrió del mapa a neandertal un sapiens menos vigoroso físicamente hablando, que apenas empleaba algunos pigmentos ocres sobre huesos y realizaba toscos grabados sobre los mismos en su zona de dispersión, o por el contrario, este último se benefició del contacto con la cultura neandertal que ya usaba plumas y pinturas como adornos corpóreos, pintaba en las cavernas, enterraba a sus muertos, rendía culto al oso cavernario, y gozaba de la música a través de instrumentos?, y si fue así, ¿Por qué?...







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