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jueves, 15 de enero de 2015

EL PLEISTOCENO SUPERIOR (I): INTERGLACIAR EEMIENSE O RISS-WÜRM.






Ya conocemos que el Pleistoceno y el Holoceno conforman las dos épocas del Período Cuaternario.
El Pleistoceno ha sido tradicionalmente subdividido por el ámbito académico en tres etapas; Inferior, Medio y Superior, aunque recientemente se ha propuesto otro modelo que agruparía a la época en cuatro pisos; Gelasiense, Calabriense, Ioniense y Tarantiense.
El que más nos interesa para aproximarnos hacia el rewilding es el Tarantiense, que viene a coincidir plenamente con el hasta hace poco denominado Pleistoceno Superior.
Esta secuenciación se prolonga desde hace 126.000 años hasta 11.784 B.P., por lo que engloba parte del interglaciar Eemiense (Riss-Würm) y la totalidad de la glaciación de Würm.
En esta entrada veremos algunos aspectos que conciernen a su primera fase, la interglaciar.


El período cálido del Riss-Würm, también conocido como Eemiense, comenzó hace 140.000 años y se caracterizó por tener unas temperaturas similares a las actuales, que incluso en su momento álgido, hace 125.000 años, llegaron hasta tres grados por encima. Así, durante amplios períodos, el planeta gozó de un clima algo más húmedo, debido al menor tamaño de los casquetes polares.
Estas circunstancias favorecían que, por ejemplo en Europa, se combinaran entonces amplios espacios de “sabanas”, parecidos en cierta forma a las dehesas, con bosques de las mismas especies actuales, de tipo mediterráneo y caducifolio, que se tornaban de coníferas conforme ganaban altura por las cordilleras.



Unos espacios abiertos o sabanas que se han comprobado como mucho más abundantes de lo que antes se pensaba, pues hasta no hace demasiado se creía que el interglaciar se correspondía con una fase muy forestal. Seguramente la acción de los grandes herbívoros impedía, al menos en las llanuras, las formaciones boscosas cerradas, si bien en las grandes cordilleras y en los cursos fluviales el medio forestal debió mantener una gran representatividad. 
En cualquier caso las situaciones pudieron variar bastante dependiendo de territorios.


En Norteamérica la imagen debió de ser muy similar, mientras que en Sudamérica, África, Asia Tropical e incluso Australia, la combinación de selvas y en menor medida sabanas, debió de ser también la pauta normal en cuanto a representatividad de ecosistemas.
En aquel tiempo existía una gran comunidad de herbívoros de tamaño grande, mediano y pequeño, que a su vez suponían el sustento de otros tantos carnívoros
En el caso de Europa los predadores incluían al hombre de neandertal, que por esas fechas no tenía que competir con Homo sapiens (pues éste todavía no había hecho su aparición en el continente).
Este tipo de fauna cálida-templada llegaba incluso a zonas tan norteñas como Gran Bretaña o Alemania, donde se ha documentado la existencia de Elefantes de colmillos rectos e hipopótamos, entre muchos otros que hoy parecerían allí fuera de lugar.


Aquella fase cálida similar a la del momento actual comenzó a tocar a su fin hace ahora unos 115.000 años, debido al cambio producido por el inicio de la Glaciación Würm, notándose de forma progresiva en los distintos continentes desde los polos.
Poco a poco La Tierra se enfriaba, la humedad descendía y Europa se transformaba. Los bosques templados o las sabanas daban paso a ecosistemas más fríos y secos, comandados por espacios abiertos de tipo estepario, mientras la fauna iba desapareciendo de buena parte del norte y centro del continente hasta quedar relegada a las penínsulas meridionales como Iberia, Italia o Balcanes, que mantendrían todavía durante bastantes milenios un hábitat de refugio óptimo para los animales de clima interglaciar.
Unas cuantas especies de fauna, como había sucedido también en anteriores fases, fueron incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos y desaparecieron para siempre hace ahora unos cien mil años, mientras la mayoría resistieron acantonadas en sus refugios meridionales.
El vacío que iban dejando estas especies en el norte y centro de Europa comenzó a ser colonizado por otras representativas de ecosistemas fríos que penetraban, provenientes de Siberia o el Asia Central, por la zona norte y oriental del continente.
De este modo las zonas del sur de Europa se convirtieron, durante 70.000 años, en auténticos santuarios de refugio para la fauna de clima cálido-templado, puesto que sus hábitats no variaron sustancialmente en ese período inicial de la glaciación, a diferencia de la mayor parte del continente, si bien es cierto que poco a poco asumieron la llegada de esos nuevos elementos faunísticos de climas más o menos fríos que llegaban desde zonas norteñas.


Aquí en el sur resistieron durante mucho más tiempo algunos de los mamíferos característicos del interglaciar que iremos viendo en posteriores entradas.
Los que no consiguieron adaptarse o superar a las nuevas circunstancias que estaban por llegar, y entre ellas se intuye claramente a la acción del humano moderno, desaparecieron para siempre con posterioridad, pero otros, casi en su totalidad de mediano o pequeño tamaño, llegaron incluso hasta nuestros días.




Ese aislamiento meridional, que ya se había dado en muchas otras ocasiones en fases anteriores, pudo favorecer la subespeciación con respecto a otros ejemplares de la mismas especies que pudieron sobrevivir en distintas penínsulas meridionales e incluso en algunos valles recogidos de Centroeuropa, lo que podría resultar de gran importancia a la hora de entender las diferencias que se observan no sólo en el registro fósil, sino en las pinturas rupestres, por ejemplo de caballos, toros salvajes y otros mamíferos.

Todos estos cambios hacia el período glaciar se produjeron con mayor o menor incidencia, y a lo largo de los milenios siguientes, en las distintas áreas del planeta, pero un aspecto muy a tener en cuenta es que las especies de clima cálido templado, en su gran mayoría, siempre habían sido capaces de resistir en enclaves apropiados de los distintos continentes aguardando la llegada de una nueva etapa que les fuera propicia, algo que, como veremos más adelante, no se produjo con la llegada del actual interglaciar Holoceno.
Tendremos tiempo de esbozar por qué…






Crédito de imágenes:

Todas las imágenes de esta entrada son del autor del blog, Miguel Llabata.

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