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sábado, 17 de enero de 2015

MUNDO REWILDING: EL GRAN NORTE (IV).




Hoy pretendo cerrar el cuarto y último capítulo de la serie El Gran Norte, de la sección Mundo Rewilding, centrándome en un supuesto proyecto de restauración del ecosistema antiguo de la estepa del mamut, combinado con la tundra y la taiga, que se podría llevar a cabo en muchas de las numerosísimas áreas de tan enorme territorio, que conocemos ya a grandes rasgos.
De hecho, en alguna zona se trabaja ya en este sentido. Es el caso del científico ruso Sergey Zimov, quien está tratando de reconstruir el ecosistema en el área de Kolyma, en Siberia.

La teoría de Zimov et al. (1995) está basada en el modelo que sugiere que la presencia de numerosa megafauna fue, en definitiva, parcialmente responsable del mantenimiento y existencia de la comunidad o ecosistema de la estepa-tundra o estepa del mamut.
Según sus propias conclusiones las condiciones climáticas áridas producen altas tasas de evapotranspiración que fomentan la aridez del suelo. A su vez, los suelos secos tienen niveles relativamente altos de oxígeno, lo que conlleva altas tasas de mineralización.
Estos suelos mineralizados son poseedores de una alta disponibilidad de nutrientes que permiten la existencia de la  vegetación esteparia del mamut.
De este modo, cabría entender que las mismas manadas de herbívoros clasificadas como megafauna, que se alimentan de los pastos, pisoteaban además la superficie de forma constante y repetida, tal como hoy sucede en las sabanas de África, y ese pisoteo y pastoreo favorecía a su vez la persistencia de los pastos en el paisaje, a diferencia de la actual cobertura del suelo que hoy predomina en parte de la tundra y el sobredimensionado bosque de la taiga. 


En el modelo Zimov, la incidencia de la depredación y caza masiva humana sobre especies con poblaciones relictas acantonadas en áreas refugio, debido al incipiente aumento significativo de la humedad en Beringia a finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, así como la incidencia propia de este mismo factor de cambio climático en sí, habría decantado la balanza hacia los ecosistemas de la tundra moderna.
Algo que, por otro lado, nunca se había producido con anterioridad en distintas etapas de tránsito de glaciares a interglaciares.
En estos ecosistemas alterados las evapotranspiraciones bajas conducen a suelos húmedos que tienen poco oxígeno. Las bajas tasas de mineralización del suelo ofrecen una disponibilidad de nutrientes muy reducida y una vegetación de tundra relativamente improductiva, generando unos pastos muy limitados sólo favorables a unas pocas especies de herbívoros, por lo que el efecto cascada en la extinción de un mayor número de especies, y en la misma composición de los ecosistemas que evolucionaron como consecuencia de ello, debió de ser realmente significativo.
Por lo tanto, la primera medida para recuperar el ecosistema de la estepa del mamut pasa sin duda por una combinación entre la restauración de las especies vegetales de la estepa y la reintroducción de buenas manadas de grandes herbívoros que vayan favoreciendo su regeneración.
Y en ello, como les digo, se encuentra ocupado este gran científico ruso actualmente. Pueden ustedes encontrar en Internet amplia información al respecto, también en los perfiles de redes sociales del científico o en los del Parque pleistoceno de Siberia.

Sin embargo, lograr la capacidad de desarrollo de un territorio de dimensiones verdaderamente significativas y representativas de la estepa del mamut, difícilmente se logrará, a mi modo de ver, sin la presencia de los principales “arquitectos” o moldeadores del paisaje; la auténtica megafauna.

Me estoy refiriendo, como sin duda habrán imaginado ya, a mamuts y rinocerontes lanudos.
En condiciones climáticas tan extremas resulta impensable encontrar especies sustitutas que puedan tomarse de nuestro presente para cubrir el nicho y desempeñar el papel de estos colosos.
Por tanto, en este caso, la solución pasa, sí o sí, por confiar en el avance científico en el tema de la clonación, para conseguir resucitar, en lo que parece un futuro no muy lejano, a estas especies extintas, dado que estamos ante unos casos que se encuentran, por su calidad en los restos conservados, entre los más favorables a nivel mundial para lograr el éxito definitivo.
Y, pese a lo que pueda parecer a priori, la ciencia ficción está muy cerca, por fin, de dejar de serlo, como apuntan las últimas noticias.
Por eso resulta de vital importancia el ir generando esos espacios que podrán no sólo acoger al mamut (u otras especies clonadas) por el simple hecho de justificar éticamente su regreso a un mundo en el que tengan su nicho, sino que además, este evento debe entenderse como parte de una solución progresiva que enriquecerá la biodiversidad a escala planetaria y generará un mejor desarrollo en términos medioambientales, que  a su vez, sea favorable, compatible y sostenible con la presencia de nuestra propia especie en el devenir del planeta.


Conseguida la clonación de los gigantes extintos, el resto es casi pan comido, ni siquiera sería necesario centrar esfuerzo en las especies menores, en conjunto, pues éstas sí tienen en la actualidad sustitutos, a veces de las mismas especies extintas, o simples subespecies, con las que podría rellenarse el nicho perdido, para completar el correcto funcionamiento de los antiguos ecosistemas.
Y de hecho, mientras llega el logro de la clonación, es la única vía posible, la de ir recreando y llenando las estepas de El Gran Norte de enormes manadas de herbívoros grandes-medianos, como antaño.
A su vez, estos enclaves, una vez superada la clonación, serán las reservas que cuando llegue su momento, que llegará como siempre llegó, podrán facilitar la repoblación de otras latitudes con climas propicios. Hablando en términos de tiempo geológico, la próxima glaciación podría encontrarse con que, dadas las condiciones actuales, y debido a nuestra incidencia e impacto, no existirán comunidades de faunas frías significativamente representativas que ocupen los espacios generados por las nuevas condiciones climáticas, con el consiguiente efecto sobre el planeta, en términos no sólo de tremenda pérdida de biodiversidad, sino probablemente también, en otros mucho relacionados que, si aún andamos por aquí, afectaran de lleno también a nuestra especie humana.

El modelo de reintroducción de megafauna en conjunto, para recuperar a través del rewilding el ecosistema frío de la estepa del mamut, quedaría grosso modo, y siempre sujeto a experimentación y modificación según casos, muy similar al que aquí represento a través de imágenes.

Siberia actual:



Mamut lanudo (clonación). Rinoceronte lanudo (segunda prioridad en clonación). Megaloceros (atendiendo al conjunto de especies restantes, la clonación no resultaría necesaria, quedando como opcional).
Bisonte americano de llanura por bisonte estepario. Caballo de Przewalskii o caballo yakut por caballo de Lena. Eland africano por eland estepario. Hemión asiático por hemión siberiano. Yak salvaje por yak del Baikal. Toro de las Highlands por Uro (probablemente el más adaptable al terreno, ya existe ganado Highland en Alaska, faltaría por ver defensa ante predadores). Buey almizclero. Alce. Wapití. Reno. Saiga. Ciervo sika. Cabra siberiana. Muflón siberiano. Goral. Ciervo almizclero siberiano. Castor europeo. Gacela de Mongolia. Jabalí. Oso polar. Oso pardo. Oso negro asiático. León asiático (o africano) por león de las cavernas. Hiena manchada por hiena manchada de las cavernas. Leopardo del Amur. Tigre siberiano. Lobo. Cuón. Zorro rojo. Zorro ártico. Lince boreal. Glotón.

Alaska y zona norte de Canadá:



Mamut lanudo (clonación). Mastodonte americano (clonación). Prezoso terrestre de Jefferson (clonación). Bisonte de bosque canadiense por buey almizclero de bosque. Camello bactriano por camello norteamericano. Buey almizclero. Alce. Caribú. Bisonte americano de llanura por bisonte estepario. Saiga. Ciervo de cola blanca. Castor. Rebeco de las Rocosas. Caballo de Prezewalskii por caballo del Yukon. Homotherium (clonación). Lobo. Coyote. Cuón. Zorro rojo. Zorro ártico. Lince canadiense. Glotón. Wapití. Oso polar. Oso pardo. Oso negro americano. León asiático (o africano) por león americano. Hiena manchada (por carroñero ind.). Pécari de collar por Pécari de cara plana. Muflón de Dall.

Antes de cerrar, un apunte sobre el territorio y las especies americanas.
Hay que tener en cuenta que buena parte de lo que hoy consideramos ecosistemas de El Gran Norte, se dieron en tiempos del Pleistoceno tardío en una amplia zona al sur de los hielos, desde la actual frontera entre Canadá y Estados Unidos, hasta algunos puntos de las Rocosas en California o la Sierra Madre mexicana, con algunas zonas intermedias bastante amplias que hoy son praderas u otros tipo de ecosistema boscoso, puesto que nos encontramos en un interglaciar.
Así, es posible que algunas de las especies que veremos en la serie de Norteamérica, pudieran quedar mejor encuadradas en el ámbito actual de El Gran Norte. Lo iremos viendo, de cualquier modo.



Por otra parte, mencionar también algo sobre la fauna expuesta. Puesto que la clonación del mamut lanudo parece bien encaminada en Rusia (incluso en Japón se estaba trabajando en ello), los científicos de los países norteamericanos tendrían un estupendo motivo para centrarse en especies restantes propias de América que difícilmente pueden ser sustituidas por especies supervivientes en el presente. Tal es el caso de Mastodontes, perezosos terrestres y felinos dientes de sable o cimitarra.
Respecto a los felinos dientes de sable o cimitarra, son importantes en el sentido de que los últimos estudios presuponen, quizás, una especialización en herbívoros de megafauna en el término más estricto del concepto. Es decir, que actuarían más bien como los leones, en manada, y sus poderosos colmillos tendrían como tarea el perforar la gruesa piel de mamuts, mastodontes o megaterios, entre otros, al menos crías, ejemplares subadultos y enfermos. Estas grandes especies de herbívoros de megafauna tendrían así una regulación de poblaciones bastante más efectiva y constate que, por ejemplo, los elefantes y rinocerontes africanos y asiáticos de la actualidad, que en raras ocasiones caen víctimas del ataque de leones o tigres.
Ya para finalizar, habrán observado que he incluido a la hiena entre la fauna a resilvestrar en El Gran Norte americano, aun cuando nunca parece haber habitado el mismo. 

Hiena manchada (Crocuta crocuta)

Esto se debe a una suposición aún no desvelada por la ciencia; la necesaria existencia del nicho de un poderoso y bastante especializado carroñero en los ecosistemas. Todavía hoy se trata de encontrar al candidato que pudo ocupar su lugar en América. 
Se habló en un primer momento de los felinos dientes de sable, que habrían sobrevivido en América ante la llegada de panterinos, al contrario que en Eurasia, precisamente porque no llegaron las hienas hasta América, aunque esta opción, parece cada día más abandonada. Después, tres candidatos han sido propuestos para ese nicho; el lobo terrible, que no acusó la presencia prolongada en el tiempo del lobo, con quien convivió, el gran oso arctodus, del que se piensa que a grandes zancadas, y con su imponente tamaño, era capaz de arrebatar las piezas a los grandes predadores, siguiéndoles de cerca en sus cacerías, y por último, en base a ciertos estudios dentarios, se llegó a pensar en un consumo ocasional de carroñas por parte de los perezosos terrestres, que aprovechando también su tamaño, y sus poderosas defensas en forma de garras, podrían haber accedido lentamente a las presas cazadas por carnívoros, a los que serían capaces de ahuyentar en determinado momento.


De entre todos los supuestos, me decanto más por el caso del lobo terrible (Canis dirus), cuyos restos se encuentran asociados con frecuencia a depósitos de otras variadas especies.
Pienso que el gran oso arctodus pudo verse desplazado más bien por la reciente llegada del gran oso pardo siberiano, que ocupó su lugar, apropiándose del nicho de gran predador en Norteamérica, al contrario de lo que sucede en Europa, donde su dieta queda orientada sobre todo hacia el omnivorismo. Respecto a los perezosos terrestres, parece bastante claro que sus variadas especies se contaron entre las más significativas moldeadoras del espacio, no sólo por su pisoteo del terreno, sino principalmente, a través del consumo de una amplio abanico de especies vegetales y sus frutos, generando las condiciones propicias para los distintos ecosistemas a lo largo y ancho del continente americano.

Dicho esto, sólo me queda añadir que algunos de los pasos del rewilding ya se han dado o se están dando en el gran territorio de El Gran Norte. No sólo a través del trabajo de Sergey Zimov, sino con la reintroducción en el siglo XX de bueyes almizcleros en buena parte de Siberia, Alaska, y hasta los países escandinavos, así como también los bisontes de llanura llevados al sur de Alaska, o los de bosque, que están en proceso de reintrodución ahora mismo en ciertas zonas de la misma Alaska.

Teniendo en cuenta además que 43 especies sobre el total de 49 ó 50 anteriormente existentes, siguen presentes en el planeta, de uno u otro modo, bajo misma especie, subespecie, o especie tan próxima que cubre perfectamente el nicho, y en disponibilidad de ser adaptadas al proceso, las perspectivas de conseguir una restauración total de la megafauna del territorio, y del conjunto de ecosistemas, son verdaderamente muy alentadoras y con un altísimo porcentaje de poder ser llevadas a cabo, sobre todo si se consigue la clonación de mamuts y alguna otra especie significativa, que sería el culmen definitivo.



Bien, hemos llegado al fin del primer bloque de Mundo Rewilding. Espero que hayan podido disfrutar de él y que haya cubierto, aunque sólo sea muy por encima, sus expectativas.
La sección Mundo Rewilding retomará su andadura centrada en un nuevo bloque: Europa, que trataré de forma mucho más pormenorizada, sobre todo en lo que se refiere a las distintas especies, y abriendo también temática paralela que nos aproximará hacia la Península Ibérica que, como comprenderán, es el objetivo fundamental de Tierra Sylvana, por más que formemos parte de un todo en el planeta.
Si lo tienen a bien, por aquí les espero de nuevo, y no olviden que quedo a su disposición para ampliar, comentar o debatir, cualquier punto de esta miniserie.

Gracias por su atención.








Crédito de imágenes:

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1 comentario:

  1. Saludos Sylvanus, vuelvo a dejar mi comentario aqui... que bueno que rescates tus entradas, animo, actualizalas y sigue...
    Ojalá pronto podamos tener más datos del trabajo de Sergey Zimov, y podamos hablarlo....dado que hasta ahora me cuesta mucho seguir sus avances.

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