Ya
conocemos que el Pleistoceno y el Holoceno conforman las dos épocas del Período
Cuaternario.
El
Pleistoceno ha sido tradicionalmente subdividido por el ámbito académico en
tres etapas; Inferior, Medio y Superior, aunque recientemente se ha propuesto otro modelo que
agruparía a la época en cuatro pisos; Gelasiense,
Calabriense, Ioniense y Tarantiense.
El
que más nos interesa para aproximarnos hacia el rewilding es el Tarantiense, que viene a coincidir
plenamente con el hasta hace poco denominado Pleistoceno Superior.
Esta
secuenciación se prolonga desde hace 126.000 años hasta 11.784 B.P., por lo que
engloba parte del interglaciar Eemiense
(Riss-Würm) y la totalidad de la glaciación de Würm.
En
esta entrada veremos algunos aspectos que conciernen a su primera fase, la
interglaciar.
El
período cálido del Riss-Würm, también conocido como Eemiense, comenzó hace
140.000 años y se caracterizó por tener unas temperaturas similares a las
actuales, que incluso en su momento álgido, hace 125.000 años, llegaron hasta
tres grados por encima. Así, durante amplios períodos, el planeta gozó de un
clima algo más húmedo, debido al menor tamaño de los casquetes polares.
Estas
circunstancias favorecían que, por ejemplo en Europa, se combinaran entonces
amplios espacios de “sabanas”, parecidos en cierta forma a las dehesas, con
bosques de las mismas especies actuales, de tipo mediterráneo y caducifolio,
que se tornaban de coníferas conforme ganaban altura por las cordilleras.
Unos
espacios abiertos o sabanas que se han comprobado como mucho más abundantes de
lo que antes se pensaba, pues hasta no hace demasiado se creía que el
interglaciar se correspondía con una fase muy forestal. Seguramente la acción de
los grandes herbívoros impedía, al menos en las llanuras, las formaciones
boscosas cerradas, si bien en las grandes cordilleras y en los cursos fluviales
el medio forestal debió mantener una gran representatividad.
En cualquier caso
las situaciones pudieron variar bastante dependiendo de territorios.
En
Norteamérica la imagen debió de ser muy similar, mientras que en Sudamérica,
África, Asia Tropical e incluso Australia, la combinación de selvas y en menor
medida sabanas, debió de ser también la pauta normal en cuanto a
representatividad de ecosistemas.
En
aquel tiempo existía una gran comunidad de herbívoros de tamaño grande, mediano
y pequeño, que a su vez suponían el sustento de otros tantos carnívoros
En
el caso de Europa los predadores incluían al hombre de neandertal, que por esas
fechas no tenía que competir con Homo
sapiens (pues éste todavía no había hecho su aparición en el continente).
Este
tipo de fauna cálida-templada llegaba incluso a zonas tan norteñas como Gran
Bretaña o Alemania, donde se ha documentado la existencia de Elefantes de
colmillos rectos e hipopótamos, entre muchos otros que hoy parecerían allí fuera
de lugar.
Aquella
fase cálida similar a la del momento actual comenzó a tocar a su fin hace ahora
unos 115.000 años, debido al cambio producido por el inicio de la Glaciación
Würm, notándose de forma progresiva en los distintos continentes desde los
polos.
Poco
a poco La Tierra se enfriaba, la humedad descendía y Europa se transformaba. Los
bosques templados o las sabanas daban paso a ecosistemas más fríos y secos,
comandados por espacios abiertos de tipo estepario, mientras la fauna iba
desapareciendo de buena parte del norte y centro del continente hasta quedar
relegada a las penínsulas meridionales como Iberia, Italia o Balcanes, que
mantendrían todavía durante bastantes milenios un hábitat de refugio óptimo
para los animales de clima interglaciar.
Unas
cuantas especies de fauna, como había sucedido también en anteriores fases,
fueron incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos y desaparecieron para siempre
hace ahora unos cien mil años, mientras la mayoría resistieron acantonadas en
sus refugios meridionales.
El
vacío que iban dejando estas especies en el norte y centro de Europa comenzó a
ser colonizado por otras representativas de ecosistemas fríos que penetraban,
provenientes de Siberia o el Asia Central, por la zona norte y oriental del
continente.
De
este modo las zonas del sur de Europa se convirtieron, durante 70.000 años, en auténticos
santuarios de refugio para la fauna de clima cálido-templado, puesto que sus
hábitats no variaron sustancialmente en ese período inicial de la glaciación, a
diferencia de la mayor parte del continente, si bien es cierto que poco a poco
asumieron la llegada de esos nuevos elementos faunísticos de climas más o menos
fríos que llegaban desde zonas norteñas.
Aquí
en el sur resistieron durante mucho más tiempo algunos de los mamíferos
característicos del interglaciar que iremos viendo en posteriores entradas.
Los
que no consiguieron adaptarse o superar a las nuevas circunstancias que estaban
por llegar, y entre ellas se intuye claramente a la acción del humano moderno,
desaparecieron para siempre con posterioridad, pero otros, casi en su totalidad de mediano o pequeño tamaño, llegaron incluso
hasta nuestros días.
Ese
aislamiento meridional, que ya se había dado en muchas otras ocasiones en fases
anteriores, pudo favorecer la subespeciación con respecto a otros
ejemplares de la mismas especies que pudieron sobrevivir en distintas penínsulas
meridionales e incluso en algunos valles recogidos de Centroeuropa, lo que
podría resultar de gran importancia a la hora de entender las diferencias que
se observan no sólo en el registro fósil, sino en las pinturas rupestres, por
ejemplo de caballos, toros salvajes y otros mamíferos.
Todos
estos cambios hacia el período glaciar se produjeron con mayor o menor incidencia, y a lo largo de los
milenios siguientes, en las distintas áreas del planeta, pero un aspecto muy a
tener en cuenta es que las especies de clima cálido templado, en su gran
mayoría, siempre habían sido capaces de resistir en enclaves apropiados de los
distintos continentes aguardando la llegada de una nueva etapa que les fuera
propicia, algo que, como veremos más adelante, no se produjo con la llegada del
actual interglaciar Holoceno.
Tendremos
tiempo de esbozar por qué…
Crédito de imágenes:
Todas las imágenes de esta entrada son del autor del blog, Miguel Llabata.
Bravo, como siempre.
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