OBJETIVOS.

Los objetivos del autor en este blog, bautizado como Tierra Sylvana, son exactamente los mismos que los ya expuestos en El Tiempo Que Olvidamos, así que traslado aquí, directamente, algunos de los fragmentos ya publicados en mi entrada de Presentación de la anterior plataforma divulgativa.

El blog de Sylvanus Kilet (pseudónimo que he empleado en algunos sitios de la Red o en obras que pensaba presentar a concurso), es un espacio de opinión, entretenimiento, consulta y reflexión, donde podremos compartir conocimientos e impresiones acerca de una época de nuestra existencia como especie que quedó borrada por la bruma del paso del tiempo, y que en buena parte hizo de nosotros lo que somos hoy.

Este rincón virtual, creado por la simple curiosidad de un "investigador" aficionado como cualquier otro, está abierto a toda persona inquieta que de una u otra forma ansía un mundo mejor y que, aunque a menudo se ve inmersa en la cotidianidad de la vida, pretende aportar su granito de arena retomando la pasión por aquello que siempre le impulsó desde lo más profundo de sí mismo.

Así pues en este “micro-cosmos”, a modo de reposo del guerrero que se aleja del quehacer diario, intentaré recomponer, al menos en parte, un mundo que olvidamos, que perdimos y que aún hoy (y sobre todo desde la Revolución Neolítica y más todavía desde la Industrial) seguimos perdiendo constantemente a pasos agigantados.

Trataré cuestiones de diversa índole agrupadas en varios bloques, un verdadero cajón “desastre” más que de sastre, a modo de un constante viaje en el tiempo, que combinará temas de naturaleza, prehistoria, arqueología, historia e incluso algo de filosofía “barata”, que eso sí, y ya lo aviso de antemano, en algunas ocasiones podrán llegar a alterar la psique de los más ortodoxos y doctos investigadores convencionales…

Rastrear el lejano origen del ser humano explorando nuestra “infancia” como especie, entendiendo así los efectos del posterior desarrollo, nos puede llevar comprender la necesidad urgente de mantener vírgenes un buen número de enclaves en nuestro territorio, cada vez más humanizado, generando así mayores niveles de biodiversidad, a la par que un hueco, un espacio, un reducto, un aliento de vida para la gran mastofauna que compartió con nosotros desde antaño un mismo camino, pero que parece no tener cabida en el mundo actual.

Lanzar estas semillas al viento para que algún día lleguen a germinar en un sentimiento por restablecer y conservar espacios naturales más o menos “primigenios” que permanezcan inalterables para las generaciones venideras, aumentando las posibilidades de supervivencia de nuestra especie (ligando pasado, presente y futuro), es tarea que bien merece la pena.

Y es que sin duda, con nuestras humildes acciones o ideas, todos comenzamos a cambiar los planteamientos generales aceptados, por insignificante que parezca lo que hacemos.

Plenamente consciente de que no existe la verdad absoluta, al menos para el ser humano, sino que la única existente es la suma de un sinfín de múltiples verdades, animo a todos los lectores que puedan llegar de una u otra forma hasta este modesto blog a participar dando la suya propia.

Sólo a través de esta mezcolanza de ideas podremos encontrar el paso que lleva al siguiente.

Dijo algún sabio que la mayor felicidad a la que es posible aspirar en esta vida es disfrutar de las pequeñas cosas que te alegran un día cualquiera. Regocijarse con aquellos temas que a uno le apasionan es para mí una de ellas, poder compartirlos con los demás y seguir aprendiendo de las maravillas inagotables de este Universo, es otra.

Crédito de imágenes:

Foto 1: Miguel Llabata.
Foto 2: Miguel Llabata.

Foto 3: Miguel Llabata.