Uno
de los mayores problemas a los que se enfrenta el estudio sobre el pasado de la
humanidad radica en el hecho de que normalmente se busca un sensacionalismo y
exclusividad en los resultados de las investigaciones que apoyen o justifiquen
el esfuerzo empleado por sus autores.
Con
el paso del tiempo, terminas por acostumbrarte a ver grandes titulares que
parecen conclusiones definitivas y absolutas, pero que al cabo de unos meses o
años, quedan en agua de borrajas superados por nuevos planteamientos. En este
sentido, no me cansaré de recordar la frase de un profesor de historia, que
tuve hace ya muchos años, que insistía en hacernos comprender que si bien en
matemática dos más dos suman siempre cuatro, en historia, dependiendo del
momento y del autor, el resultado suele ser casi siempre muy distinto...qué
decir entonces en prehistoria.
Apenas
voy a detenerme pues a comentar las últimas investigaciones llevadas a cabo por
un grupo de estudio internacional comandado por la Universidad de Oxford y la
UNED, que han revisado ciertos yacimientos con material neandertal de España,
llegando a conclusiones demasiado frágiles y con mucho afán de protagonismo,
fáciles de echar por tierra por cualquiera que se pare a pensar en la cuestión
como un todo de mayor complejidad.
El
estudio, a partir de nuevos métodos de datación, sentencia un retraso para las
fechas de supervivencia del neandertal en la Península en unos diez mil años,
de +/- 30.000 B.P. a 40.000 B.P., en base a resultados positivos obtenidos en
tan sólo dos de los muchos yacimientos revisados, los de Jarama (Guadalajara) y
Zafarraya (Málaga), dejando entrever que los neandertales ibéricos se
extinguieron antes de la llegada de los humanos modernos o sapiens, con quienes
no llegarían a convivir…
No voy a dedicarles más tiempo fundamentalmente porque dejan de lado algunos
estudiados por ellos mismos que no han apuntado en esa dirección, y muchísimos
otros (la gran mayoría) del sur peninsular, que ni siquiera han sido revisados,
y que siguen ofreciendo fechas que los determinan como los restos más recientes
del hombre de neandertal, con una antigüedad entre 28.000 y 35.000 B.P., como los hallados en Gorham’s Cave, Vanguard
Cave o Devil’s Tower en Gibraltar, L’Esquilleu en Asturias, Cova Negra en
Valencia, Cueva Millán y La Ermita (Burgos) y diversos yacimientos portugueses.
Es
más, no podemos dejar de lado evidencias anatómicas con caracteres híbridos,
dificilísimas de rastrear en el registro fósil, y que sin embargo se están
encontrando en nuestra península, lo que está poniendo de relieve,
precisamente, una interpretación totalmente opuesta a las conclusiones del
estudio antes mencionado. Sirvan como ejemplo los fósiles de neandertales de la
Cueva de las Palomas (Murcia), datados en 40.000 B.P., que muestran
sorprendentes rasgos de humanos anatómicamente modernos junto a los
neandertales, que no están presentes en neandertales más antiguos, y que
sugieren abiertamente el cruce con los primeros inmigrantes sapiens.
Y también el famoso niño híbrido de Lagar Velho, en Lapedo (Portugal) datado en
menos de 25.000 años.
Gibraltar, uno de los últimos refugios del Hombre de Neandertal. |
Durante
más de doscientos mil años el hombre de neandertal fue dueño y señor del
continente europeo, ya que sólo en un período máximo de 15.000 años, entre 40 y
25.000 B.P., pudo compartir aquí espacio con los humanos modernos. No está de
más, pues, pararnos a reflexionar que de momento, sobrevivió durante un tiempo
al menos igual, si no mayor, al aceptado para nuestra propia “especie”, lo que
ya de entrada, y para haberlo considerado hasta hace bien poco como “salvaje o
inferior”, dice mucho en su favor.
Otro
aspecto que debemos poner de relieve en este complejo entramado es que si bien
los distintos estadios culturales de la prehistoria suelen ser asignados a
especies según el marco temporal, esto no es del todo cierto.
Normalmente
hablamos de Olduvayense, como Industria Modo 1, con todas sus subdivisiones,
para relacionarlo con homínidos que vivieron en un período cronológico entre al
menos 2’5 m.a. y 800.000 años, tanto en África, como en Asia y Europa, admitiendo
la posibilidad de incluir alguna especie australopitecina, otras de difícil
asignación genérica (Homo habilis y Homo rudolfensis) y otras claramente Homo,
como ergaster y algunos derivados; ciertos tipos pro-erectus, Homo georgicus,
Homo antecessor, etc.
Canto tallado Olduvayense o Modo 1. |
Tomamos
el Achelense como Industria Modo 2 surgida desde algunas poblaciones de Homo
ergaster, en el este de África, hace 1’8/1’6 millones de años, que ya estaba
presente hace 1’4 m.a. en Israel, hace 700.000 años en Oriente Medio, y hace
unos 600.000, en Europa, y que fue empleada no sólo por ergaster sino por los
tipos erectus característicos y por sus descendientes, Heidelbergensis,
Rhodesiensis, etc.
Bifaz lanzeolado Achelense o Modo 2. |
La
división parece perfecta cuando la Industria Modo 3, el Musteriense, aparece
casi al mismo tiempo que el hombre de neandertal, hace unos 300.000 años, con
un período transicional entre 350 y 250.000, que algunos denominan Musteriense
de tradición Achelense.
Punta de lanza Musteriense o Modo 3. |
Y
por último, la Industria más avanzada o Modo 4, que comienza con el
Auriñaciense, hace unos 40/38.000 años y se prolongará hasta el Neolítico con
numerosos estadios culturales como el Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense,
Aziliense…todas ellas atribuibles al hombre anatómicamente moderno u Homo
sapiens.
Láminas Auriñacienses o Modo 4. |
De
esta forma, siguiendo el modelo del Evolucionismo (que no Teoría de la Evolución) de los filósofos de la
Ilustración, que atiende a la noción de progreso de las sociedades humanas
desde formas organizativas inferiores hasta otras superiores a través de
estadios culturales, sociales y tecnológicos bien definidos, ya tenemos un esquema
ideal, que desde los tipos menos evolucionados, tanto a nivel cerebral como
cultural, llegan a su cumbre con la aparición del inteligentísimo hombre
moderno que termina barriendo del mapa a sus predecesores menos preparados, que
incluso, está comprobado, eran caníbales (aun cuando en muchas ocasiones la
extracción de la carne formara parte de un proceso ritual, y aquellas otras que
en tiempos de carestía se pudo emplear como complemento alimenticio hayan sido
igualmente empleadas por los sapiens hasta tiempos muy recientes…). En
definitiva, una secuencia académica casi perfecta…”CASI”.
Y
es que no es oro todo lo que reluce.
Para
empezar, creo haber comentado ya en algún post anterior que recientes estudios sobre el
cerebro niegan que un mayor tamaño de éste, o su relación al resto de la masa
corporal, sean de por sí un indicativo de mayor o menor inteligencia, y que
serían más bien aspectos relacionados con la interactuación de neuronas los que
facilitarían esta capacidad. Pero aun con todo, si bien es cierto que
australopitecos, habilis y rudolfensis, oscilaban entre 450 y 600 c.c. de
capacidad craneal, ergaster, en torno a los 900 c.c. y Homo erectus entre 700 y
1.150 c.c., no lo es menos que heidelbergensis y rhodesiensis gozaban ya de
capacidades incluidas dentro de parámetros humanos modernos, pues contaban
entre 1.250 y 1.350 c.c., cifras que no alcanzan algunos sapiens del presente,
aunque la norma entre nosotros oscila entre 1.200 y 1.450 c.c.
Sin
embargo, no deja de sorprender que el Hombre de neandertal haya llegado incluso
a los 1.700 c.c., con una media estimada en 1.550 c.c., mil más que nuestra
máxima…
Cerebro humano. |
Por
otro lado, los estadios culturales no pueden ser asignados de manera taxativa a
una u otra especie, ya que muchos de ellos aparecen en períodos donde esas
mismas especies ya no están presentes, conviviendo junto a otras culturas más
avanzadas.
Sirva
como ejemplo el Achelense (atribuible a ergaster, erectus o heidelbergensis),
que aún está datado hace tan sólo 125.000/70.000 años en Cys-la-Comune (Francia),
en una época claramente neandertal.
Pero
aún hay más. Siempre hemos asociado la llegada de una Industria Modo 4 con la
aparición de Homo sapiens desde el continente africano, y sin embargo, tal y
como se desprende de numerosos estudios, la aparición
de tecnologías de transición entre el musteriense y otros estadios avanzados, hacia el Modo
4, véase el Chatelperroniense, Auriñaciense y el Gravetiense, se producen en
Europa, y además, justo durante el espacio de convivencia entre ambos tipos humanos,
neandertales y sapiens, ya que anteriormente la industria del
Paleolítico, en Modo 3 o Musteriense, se dan en varias partes del Viejo Mundo, también asociadas a los humanos modernos de
hace 40.000 años en África y Asia.
Tampoco existe evidencia alguna de violencia entre ambas poblaciones en nuestro territorio que justifique una supuesta extinción de los
neandertales a manos de los sapiens.
Por
si esto fuera poco, cada vez con más frecuencia comienzan a encontrarse
evidencias en torno a los 40.000 años, e
incluso anteriores, en unas fechas y territorios en los que no está comprobada
la existencia de sapiens (que no obstante no es imposible), de una concepción simbólica fuera de toda duda.
Y
no sólo me estoy refiriendo al refinamiento del Chatelperroniense neandertal,
sino a la flauta en hueso de oso de las cavernas hallada en Eslovenia, con una
antigüedad en torno a los 60.000/50.000 años, que ahora tratan de desprestigiar
diciendo que no contiene sino agujeros de dientes de carnívoros (aun cuando se
comprobó que todavía hoy producía distintos sonidos), sólo porque se descubrió
asociada a materiales líticos asumidos como musterienses neandertales.
Otras
posteriores sí son consideradas instrumentos, porque ya pueden atribuirse a
sapiens, en Alemania, hace 40.000 años.
Flauta paleolítica. |
Pero
esta complejidad simbólica neandertal, que tanto cuesta aceptar, está presente
además en el culto al oso cavernario, con la disposición de sus cráneos a modo
ritual en cuevas europeas, y en los enterramientos con ofrendas florales, y por
si todo esto no es suficiente, en las pinturas rupestres de focas en la Cueva
de Nerja (Málaga), datadas recientemente en cuarenta mil años, cuando se supone que sapiens todavía
no estaba presente ni en el norte de la Península, o en diversos motivos
pictóricos datados recientemente con la misma antigüedad en las cuevas del
Cantábrico, cuya autoría comienza, por fin, a ser considerada neandertal con
mucha prudencia.
Qué
curioso que precisamente sapiens empezara a desarrollar su gran explosión
cultural tras la llegada a Europa y Próximo Oriente, y tras su contacto con el
hombre de neandertal, llegando a límites hasta entonces inexistentes en el
resto del mundo, con su deslumbrante arte paleolítico, mueble o pictórico, ¿no
les parece?, cuando menos es para detenerse a reflexionar…
A
neandertal se le ha negado incluso, hasta hace bien poco, la capacidad del
habla, y han tenido que ser descubrimientos extremadamente precisos y
dificilísimos de obtener los que han terminado por decantar la balanza a favor
de este tipo humano, al que muchos siguen resistiéndose a aceptar como al menos
igual de evolucionado que nosotros.
Caigan
una vez más en la cuenta de lo extremadamente difícil que es obtener ya no
pruebas, sino tan sólo restos de una especie de hace cuarenta mil años, en
número suficiente como para extraer conclusiones definitivas, y aun así, el
empeño y la constancia han dado sus frutos, encontrándose evidencias claras de
elementos corporales y pautas de concepción simbólica y artística que prueban
que, si se han verificado, eran mucho más comunes de lo que nos pueda parecer.
Y
es que, hilando fino, se tuvo que hallar un hueso hioides de la laringe en el
yacimiento israelí de Kebara, prácticamente indistinguible de un sapiens
moderno, el desarrollo de dos zonas cerebrales relacionadas con el lenguaje en
cráneos neandertales de Atapuerca (áreas de Wernicke y Broca), y el mismo gen
responsable del habla que en Homo sapiens, el FOXP2, entre la secuencia
genética de los neandertales de El Sidrón (Asturias) de hace más de 45.000
años, para comenzar a aceptar entre la comunidad científica la evidencia de que
neandertal era capaz de mantener un lenguaje similar al nuestro. ¡Y con todo
aún se mantiene la prudencia diciendo que es una posibilidad!...¿Qué hace falta
entonces para demostrarlo, que neandertal vuelva a la vida y podamos someterlo
a interrogatorio?.
Y
voy a ir más allá, llámenme atrevido si lo desean: ¿Por qué la tremenda
explosión cultural de hace 45.000/35.000 años?, ¿qué ocurrió precisamente en
las fechas de convivencia entre humanos modernos y neandertales para que se
produjese un cambio tan drástico y significativo hasta entonces inexistente?
Hueso hioides. |
No
me estoy refiriendo exclusivamente a la concepción simbólica, al arte o a la
industria lítica, sino que resulta cuanto menos sorprendente que pautas
encaminadas hacia procesos de domesticación, como el seguimiento de
determinadas especies animales, el amplio espectro alimenticio basado en piezas
menores como el conejo, la recolección o el marisqueo, estuvieran ya presentes
en poblaciones neandertales desde hace 150.000 años, véase Cueva del Bajondillo
(Málaga), y de pronto, tras el contacto con el sapiens moderno, nos encontramos
con las más tempranas evidencias del primer lobo domesticado, o dicho de otra
forma, el primer perro, que aparecen en Bélgica hace 32.000 años.
Hasta
no hace mucho se pensaba que los primeros indicios de la domesticación del lobo
estaban datados en Cayönü (Turquía) hace nueve mil años, después se tomó
nuevamente en consideración los restos de niveles zarzienses de Pelegavra
(Irán), con 12.000 años de antigüedad, y ahora encontramos probada su
domesticación temprana en la Cueva de Goyet (Bélgica) hace 32.000. ¿Qué nuevos
descubrimientos harán tambalear la concepción actual en un futuro?
Los
procesos tempranos de domesticación no surgen repentinamente en un punto del
Oriente Próximo hace doce mil años, como normalmente se cree, sino que son el
fruto de una tradición o pautas ancestrales.
Para algunos investigadores la verdadera revolución acontece antes de la
domesticación plena de los recursos, siendo la agricultura y la ganadería parte
de un proceso prehistórico muchísimo más amplio que al final desemboca en una
dependencia total de los domesticados en el Neolítico, existiendo incluso
claras evidencias de patrones sedentarios desde al menos fases tan tempranas
como hace 17.000 años en Egipto.
Los
sistemas económicos de rendimiento aplazado basados en la caza, pesca y
recolección, muestran un nivel de desarrollo y complejidad comparable incluso
al de los primeros productores de alimentos. Y esto debió ser así seguramente
desde tiempos solutrenses y magdalenienses.
No
nos resulte tan extraño, pues, que prácticas de seguimiento de especies
determinadas y el amplio espectro fueran ya una pauta común entre los neandertales,
y que de ellos aprendieran los sapiens, que más tarde, llevaron al extremo esta
circunstancia dando origen a la domesticación en Oriente Próximo, mientras que
estas novedades agrícolas-ganaderas, pese a la bonanza climática de otras zonas
del mundo en que sapiens habitó (la
mayor parte de África y Asia), fueron importadas allí en milenios muy
posteriores, hasta el punto de que todavía hoy en muchos de estos territorios
siguen existiendo comunidades cazadoras-recolectoras.
No
les escandalice tampoco que cada vez con más frecuencia aparezcan pruebas de
estos indicios de un temprano proceso de seguimiento y control de las especies
durante el Paleolítico Superior de Europa, como las placas y bastones
perforados de La Quina, usados supuestamente como arneses de caballos, o los
desgastes dentarios de incisivos en fósiles equinos del mismo yacimiento y en
el de Le Placard, paleopatologías dentarias conocidas en las formas domesticas
actuales, desgastes anormales que son considerados como “vicios de establo”, o
las mismas representaciones paleolíticas en las que aparecen caballos portando
lo que parecen arcaicos arneses, sogas, e incluso representaciones de
cerramientos para el control de los équidos, así como pelajes distintos entre
los componentes de la manada (incluso moteados) que sugieren un temprano
proceso de “domesticación” .
Las plumas figuraron entre los ornamentos de neandertal. |
En
definitiva, una gran explosión cultural, tecnológica-simbólica-económica, que
se gesta a partir del contacto poblacional entre sapiens y neandertales, en un período
de unos 15.000 años en Europa.
Visto
lo visto, ¿barrió del mapa a neandertal un sapiens menos vigoroso físicamente
hablando, que apenas empleaba algunos pigmentos ocres sobre huesos y realizaba
toscos grabados sobre los mismos en su zona de dispersión, o por el contrario,
este último se benefició del contacto con la cultura neandertal que ya usaba
plumas y pinturas como adornos corpóreos, pintaba en las cavernas, enterraba a
sus muertos, rendía culto al oso cavernario, y gozaba de la música a través de
instrumentos?, y si fue así, ¿Por qué?...
Crédito de imágenes:
Todas las imágenes de esta entrada son archivos libres de derechos de Wikimedia Commons.
Crédito de imágenes:
Todas las imágenes de esta entrada son archivos libres de derechos de Wikimedia Commons.
No hay comentarios:
Publicar un comentario